Ser noájida y compartirlo

Ser noájida es ser persona, uno que integra el 99.98% de la población mundial, es decir de los humanos que no son judíos.
En sí es un sinónimo de gentil, o miembro de las naciones del mundo.
No hay una clasificación particular para los “noájidas ortodoxos”, o “noájidas renacidos” o cosas por el estilo.
Ser gentil es ser noájida.
Sin embargo, por cuestiones que no me quedan muy en claro, se suele usar “noájida” para referir a aquel que es consciente de su identidad espiritual, así también como aquel que es leal al Eterno por medio del cumplimiento de los Siete Mandamientos para las Naciones.
Es como si “noájida” se aplicara a un pequeño grupo, a aquel que está en sintonía con su esencia espiritual, cuando lo cierto es que toda persona no judía es por derecho de nacimiento “noájida”.
Pero bueno, de acuerdo al uso un noájida es aquel consciente y coherente en su conducta con su identidad espiritual.

Recuerda, un noájida "completo" es consciente de su identidad espiritual y activo en ella, pero todos los gentiles son por derecho noájidas. Quizás no lo sepan, no lo crean, no se comporten de acuerdo, opinen diferente, pero noájida es lo que eres cuando no eres judío.

La voz noájida es la forma castellana de decir “ben Noaj” (bat Noaj para mujer, benei Noaj en plural), que en hebreo significa “hijo de Noé”, tal la manera tradicional judía para mencionar a los gentiles leales al Eterno.
Así pues, noájida no es un palabra moderna, sino una castellanización de un término tan antiguo que se pierde en los orígenes de la civilización.
Moderno es el concepto de constructor de Shalom, aunque tiene sus raíces en lo más profundo y sagrado de la Tradición.
Porque la persona espiritual, la persona equilibrada, necesariamente debe ser un constructor de Shalom en todo momento, d dentro hacia fuera.

Pareciera ser que también en el pasado surgía dificultades para indicar a aquellos noájidas conscientes y coherentes, por ello se les solía señalar a éstos como “gentiles piadosos”, “gentiles justos”, gentiles reverentes del Eterno”, entre otras denominaciones que apuntaban a lo mismo: la consciencia y lealtad del gentil a su destino sagrado, de servir al Eterno de acuerdo al camino noájico, el de los Siete Mandamientos Universales.

Como paralelo para comprender lo de los nombres te comento que a los judíos en su origen se los llamó “benei Israel”, “hijos de Israel”, porque eran todos descendientes de un señor cuyo nombre era Iaacov/Israel.
Todo judío, creyente o no, observante de los preceptos o no, leal o no, coherente con su esencia espiritual o no, es un “ben Israel”. A los que se comportan en sintonía con su esencia espiritual se les puede decir “judío piadoso”, “judío justo”, judío reverente del Eterno”, y con el craso y absurdo nombre de “religioso” o también errado de “ortodoxo”.
Recuerda, la religión siempre es EGO, que es lo contrario al AMOR, que es lo no espiritual.

En cuanto a la actitud que un noájida ha de tomar con respecto a difundir su identidad, es un tema largo para exponer, pero permíteme darte mi idea sintetizada en pocas líneas.
Por ser breve, seguramente dejaré cosas de lado, tampoco pretendo que sea la verdad revelada, sino mi idea basada en años de trabajo y experiencia sobre el asunto. Pero a la hora de la hora, hay dos hechos que no puedo modificar:
1- Nunca fui de ninguna religión ni tengo familia en religiones, así que no sé qué es eso, como se siente, qué se sufre.
2- Cada uno puede hacer lo que puede hacer, sin aspirar a la vida de otro, pero tampoco a satisfacerse con lo mínimo o escaso. Cada cosa en su tiempo y lugar.

Ahora te cuento que mi idea es que el noájida debiera (si puede) conversar de noajismo, compartir, difundirlo, hacer proselitismo (en el exacto sentido de la palabra, según la Real Academia), pero no ejercer presión, ni amenazas, ni violencia, ni engaños, ni astucias, ni… toda “alma que se consiga” por medios oscuros, es otro siervo del EGO que sigue esclavo de la mentira. Por más que por fuera acepte la postura, seguirá siendo el mismo por dentro. Habrá mucho más dolor, excusas, magufadas, pero poco de lo que es bueno y de bendición.
El compartir que sea con respeto siempre, respeto por uno y respeto por el otro. Llegar hasta donde se puede llegar, admitir que el otro piensa, cree, siente, opina tal como lo hace y no por ello debemos demandarle que cambie, que vea como nosotros vemos. Todo a su tiempo. Con paciencia, con verdadero amor. Unir, amar, y no ser un cómplice del EGO.

Mira lo que te digo ahora. Con el pastor, con el clérigo religioso que difunde el error, también  hay que tratar de ser respetuoso, no todos los pastores son malandrines o mala gente e incluso hay muchos de ellos que precisan de esa mano amiga para salir del estiércol del EGO. Siguen siendo clérigos del mal porque no saben, no pueden, hacer otra cosa; porque tienen miedo; porque están tan aprisionados que también precisan de comprensión y ayuda amorosa y no del rigor y la severidad del fanático.
Una palabra dulce, una palabra de aliento, un palabra bondadosa seguramente te gana más amigos y abre más puertas que la queja, la amargura, el rencor, la avaricia, el encono, la desvergüenza, la ofensa, etc.

Pero con el enemigo, con el traficante de la fe, con el terrorista, con aquel que a sabiendas actúa maliciosamente, o que se entrega al mal y provoca daños (consciente o no) no se puede ni debe ser blando, pero tampoco injusto. La justicia ha de primar siempre, porque ESA es LA bondad real para con el que no se puede ser bondadoso.
Todo tiene su tiempo, también la dureza, también el imponer la autoridad por medio de la fuerza, siempre y cuando sea la opción necesaria.

Eso creo, tú lo evalúas y actúas según tu parecer.

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Alviri

Es bueno y necesario reconocer nuestra hermosa identidad Noajida. Difundirla y enseñarla es nuestro compromiso y responsabilidad.

Gracias al cielo existe ser judío y ful vida.

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