Atiende a tu atención

¿A qué le prestas atención?

Considera con calma, haz un recorrido por tu día, por tu semana, por tu fin de semana, por tu mes, ¿tienes un rato para prestarle atención a este tema?
Si lo haces, quizás el que se beneficie al final eres tú, así que tal vez te convenga tomarte un tiempito para ti mismo.

Luego de que escribas tu lista, califica numéricamente –con tu honestidad habitual- el grado de atención que le confieres a cada uno de los ítems.
Puedes repasar cuantas veces quieras la lista, modificarla según consideres, así como reevaluar la nota que haz puesto.
Es un trabajo de autoconocimiento, no le debes explicaciones ni excusas a nadie.
Recuerda, quien vaya a recibir un beneficio de esta tarea eres tú, en tanto y cuanto lo hagas de manera sincera y aplicada.

Nuevamente, ¿a qué le prestas atención?

Hay una característica muy destacada en la atención y es que suele estar en algún lado.
A veces en aquello que enfocamos y conscientemente escogemos que tome preponderancia en nuestra mente; por ejemplo, cuando estamos atendiendo una película.
A veces, es aquello a lo que estamos encadenados de forma inconsciente, y tendemos a ello como sin buscarlo ni quererlo, como cuando nuestros pensamientos se llenan de ideas/sentimientos que escondemos de nosotros mismos, pero que igualmente pueblan nuestro deseo; por ejemplo, aquel que se llena de pornografía y no puede esquivar el pensar en ella.
Y a veces, nuestra atención se dirige hacia aquello que nos la llama; por ejemplo, cuando no estamos interesados en nada y hasta una mosca que vuela nos cautiva la mirada.

Revisa tu lista, por favor, y modifícala –según tu entender- a partir de este nuevo dato que te he dado ahora.
¿Encuentras ocasiones en las que tu atención está adosada a cuestiones que no manejas de forma voluntaria y consciente?
¿Cómo las calificas numéricamente, que nota les pones?
¿Cuántas de ellas están en tu lista?
¿Incluiste hasta aquellas que han pasado fugazmente por tu pantalla mental?
Recuerda que la ganancia de este ejercicio es para ti, así que concéntrate y prueba a hacerlo de la forma más completa posible.
Gracias.

Ahora, ¿consideras que alguna de esas innumerables ocasiones son irrelevantes, de poco beneficio, solamente un pasar el tiempo sin ningún provecho?
Claramente es correcto tener momentos de ocio, parar disfrutar por el disfrutar sin otro interés, pero es cuestión de evaluar la cantidad de tiempo que dedicas a ello.
De paso, ¿no estarás enfocándote demasiado en cuestiones que podrían ser perjudiciales, lesivas, dañinas, adictivas, etc.?
Cuenta el tiempo dedicado a Facebook (o similares), a twitear, a ver culebrones en TV, al chisme, a espectáculos que incitan el odio, la violencia, la degradación del prójimo, la idolatría, el desprecio a lo justo-bueno, etc..
¿Cuánto dedicas a estas cosas, y cómo se catalogan en lo que hace a tu salud integral (física, emocional, social, mental y espiritual)?
Otra evaluación para ti es que reconozcas las que te hacen sentir bien, en paz contigo mismo y con el entorno, y veas aquellas que te agitan y desasosiegan. 

Pero, permíteme una nueva sugerencia, ¿sabes cómo distinguir entre aquellas que son relevantes de las que no lo son tanto?
¿En qué te basas para determinarlo?
¿En tu gusto?
¿En lo que está de moda?
¿En lo que tal o cual te dice?
¿En los postulados de tu religión o secta?
¿A la presión social?
¿En lo que se te ocurre?
¿En lo que está comprobado científicamente?
¿En lo que Dios REALMENTE te indica que es bueno y correcto?

¿Cuáles son las consecuencias que se derivan de atender a eso que estás atendiendo?

Además, ¿qué te lleva a atender a eso que estás atendiendo con tanto detenimiento?
¿Lo haces por control voluntario o te dejas llevar?
¿Actúas a conciencia, o te dejas llevar?
¿Estás al mando, realmente al mando, de tus pensamientos y sentimientos, o eres llevado a la deriva por corrientes que te zarandean hacia cualquier lado?

Son muchas preguntas, ¿no? Algunas hasta bastante difíciles de tolerar, supongo.
Pero, ya lo sabes, si cumples tu tarea, está que estamos haciendo juntos, el que se beneficia eres tú, quizás también aquellos a quien aprecias y te rodean.
Así pues, vale la pena que sigas brindando un poco de atención ahora, y te esfuerces un poquito, quizás puedas obtener un éxito desconocido hasta ahora para ti.

Cuanto más te entrenes a prestar atención voluntariamente, mejores decisiones tomas; enriqueces tu vida; llenas tu tiempo de valor.

Es interesante notar que aquello que atiendes suele ir adquiriendo mayor importancia para ti y que por una “fuerza de atracción” va atrayendo más asuntos relacionados a tu pantalla mental.
Un ejemplo triste, el joven que recorre internet en busca de pornografía y que cada vez dedica más tiempo a tal menester, en lugar de reconocer la irrealidad de la misma, las dificultades de vincularse que promueve, el deterioro del respeto propio y del prójimo, entre otras penurias que pareciera no poder apartar de sí.
Se sumerge en ese mundo, cada vez más atrapado y codiciando más y más.
El ejemplo positivo también podría ser dado, de la persona que hace foco en crear, se esfuerza en tareas productivas, se aplica a progresar y no quedar estancado en un estado de insatisfacción.
Hacia donde se dirige la atención es a lo que la persona atiende.
Si tu escoges llenar tu pantalla con cuestiones licenciosas, poco efectivas, luego no te quejes si estás estancado e insatisfecho.

Mira, este tiempo podrías dedicarlo a correr hacia Facebook, para hurgar en la vida ajena, para pasar el rato en naderías, para llenarte de palabras huecas.
Claro que puedes.
Pero también puedes hacer el mínimo esfuerzo e imponerte, por ejemplo, escribir un artículo para publicar en nuestro sitio, un texto lleno de rico contenido, que favorece la vida, que comparte justicia y bondad, que ayuda a liberar de yugos.
El mismo tiempo pasado ante el mismo monitor, tecleando similares letras, pero en uno se tiene la atención puesta en acariciar el EGO y dejarse fluir como una hoja muerta en la corriente, en tanto que en el otro la atención se encamina voluntariamente hacia metas altas, alcanzables, aunque cueste.

Las excusas te surgen con facilidad, así que podrás inventar cien o mil justificaciones para no haber hecho tu parte, y haberte dedicado a jugar a ese tontito juego online, o a ver por n vez la galleta de la fortuna, o revisar el capítulo de tu serial preferida, o chismear groseramente, o… tanta cosa vana y banal…
Y la excusa saldrá, no te quepa dudas, la excusa ya la tienes preparada para justificar que estés capturado por cosas vacías, o que hayas regresado al hueco oscuro y fétido del cual un día te alegraste de salir, o que no avances en tu carrera o relaciones familiares, etc.
La excusa la tienes preparada.
Pero lo que no tienes preparado es tu cómo hacer para avanzar en verdad por la vida.
¿O sí?

Relee tu lista, revisa tus calificaciones, replantéate las preguntas que te he alcanzado en este artículo.
¿Estás feliz con el resultado?

Aplica tu atención a lo que es relevante, apártalo de los deseos confusos de los ojos y el corazón, enfócate al menos en un pequeño ejercicio que te tonifique, que sea centro de atracción para otras actividades constructivas.
Puedes hacerlo.

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