Desde hace muchos siglos, e incluso más de dos milenios, sabios han enseñado que:
“Lo que importa no es lo que te sucede, sino cómo reaccionas ante ello.”
Es una gran verdad, que igualmente me gustaría matizar un poco, con todo respeto y admiración por los sabios.
Comencemos por lo primero, hay infinidad de factores que están fuera de tu control, infinidad.
Si piensas en tu propio organismo, puedes descubrir millones de cosas que están pasando ahora mismo y que no dominas, ni tienes como hacerlo. Además de multitud de procesos y reacciones que están sucediendo y de las cuales ni siquiera tienes conocimiento.
No te voy a comenzar a enumerarlas, solamente te digo dos: el crecimiento celular y el ritmo cardiaco. Ahora, si tienes interés, busca el resto de lo que está ocurriendo en ti y no tienes idea o no controlas.
Con eso en mente, te pido que mires con humildad la infinita vastedad del universo y admitas que tu dominio es tan pero tan limitado, que podría dolerte reconocer lo infinitamente pequeño y sin poder que eres.
Si sirve de consuelo, también me pasa a mí, al vecino, al extraño, a cualquier persona o ser vivo del universo.
Si te sirve de alivio, hasta los ángeles son imitadísimos, y hasta me atrevería a decirte que nosotros somos más poderosos que cualquiera de ellos… sí, hasta más poderosos que el fiel servidor del Señor llamado Satán.
Entonces, siendo consciente de tu infinita limitación y de tu poder, es como puedes comenzar a ser realmente humilde, que no significa otra cosa que tener una correcta autoestima, conociendo tu poder y potencial, tus faltas y errores.
Cuando suceden cosas en tu vida lo que te queda por hacer es ver qué haces con ello.
Puedes reaccionar y dejarte llevar por las conductas del EGO, que por lo general son destructivas.
O, puedes hacer una pausa, padecer tu impotencia en calma y luego responder (que no es lo mismo que reaccionar) desde la NESHAMÁ, y por tanto pensar, hablar, hacer con la firme intención de construir SHALOM, es decir, desde la bondad (el derecho) y la justicia.
Así pues ser un rey en tu vida y en tu entorno, como lo fuera David:
«David reinaba sobre todo Israel, y practicaba David el derecho y la justicia con todo su pueblo.»
(2 Shemuel/II Samuel 8:15)
Te van a pasar millones de cosas que te harán sufrir y para las cuales te preparaste, o no.
Te sucederán lo quieras, o no.
Tendrás «culpa» en ello, o no.
Podrás controlar lo que te pasará entonces y luego, o no.
Pero lo que realmente cuenta y vale es que haces con tu respuesta y con tu reacción.
Si te dejarás llevar por la reacción EGO, o si permitirás a tu NESHAMÁ dar alguna respuesta.