Si te rodeas de gente destructiva, con conductas EGO, entonces te vas inyectando toxinas que potencian tu EGO para llevarte por su camino de sufrimiento e impotencia.
Tal vez seas lo suficientemente poderoso (en sabiduría, conciencia espiritual, riqueza, salud, bienestar, estabilidad) como para que la influencia negativa no te controle y lleve al caos mental, pero por regla general hay muy pocas personas con esa firmeza que pueden estar rodeados de gente negativa y llevarlos hacia la LUZ de la NESHAMÁ sin verse afectados.
Conocido es el caso de Rabbi Zeira, en el Talmud, Sanhedrín 37a. El rabino Zeira se hacía amigo de los mafiosos de Tiberíades en un esfuerzo por hacer que se arrepintieran, un acto que fue mal visto por los otros Sabios. Después de su fallecimiento, los mafiosos se dieron cuenta de que las oraciones del rabino Zeira ya no los salvarían de la retribución por sus pecados. Se asustaron de las consecuencias y se arrepintieron.
Pero, ¿quién de nosotros tiene el poder de Rabbi Zeira?
Yo no, y no sé tú.
Por ello, al menos en mi caso, trato de ser prudente con la gente que me rodeo.
Por supuesto, no tenemos que ir por la vida decretando quién es malo y quien no, pues no conocemos realmente las acciones totales de cada persona, ni lo que pasa por su corazón.
Por ello, asumirnos que somos pecadores pero con la intención de corregirnos a cada rato y no andar por la vida discriminando negativamente a los demás.
Sin embargo, cuando el mal comportamiento es evidente y puede afectarte; o te diste cuenta de que estás en peligrosa cercanía de una persona realmente tóxica, entonces lo mejor para ti es tomar distancia. Alejarte física, mental, emocional y en lo posible socialmente, de aquellos que te pueden lastimar o llevarte a lastimar a otros.
Por otra parte, ¡cuánto bien introduces a tu vida cuando te juntas con personas de valor, gente que actúa construyendo SHALOM, con pensamientos, palabras y acciones de bondad y justicia!
Tómalo en cuenta.
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