Bloqueo a la TESHUVÁ

Hay gente para la cual reconocer que se han equivocado resulta virtualmente imposible.
Por tanto, el camino fabuloso, sanador y de crecimiento de la TESHUVÁ les está vedado.
Tipo aquel faraón de la época de las diez plagas que azotaron a Egipto, el cual tenía “endurecido el corazón” y por tanto golpe tras golpe le abrumaba e incluso así no tenía conciencia de sus errores.

Están aquellos que por alguna configuración neurológica quedan inhabilitados para esto.
Es harto improbable que se rehabiliten, a no ser por medio de alguna intervención orgánica, sea un procedimiento físico o la introducción de drogas químicas (recetadas por un especialista) a su sistema, pero esta área no domino por lo que no entro.

Y están los que se han adiestrado para actuar así, gente que ha ido aprendiendo conductas defensivas de su débil personalidad, para lo cual se basan en negar hechos, distorsionar evidencias, confundir datos, omitir relatos, atribuir culpas, en resumen todo lo que puede incluirse en una desconexión de la realidad.

¿El motivo para esta insensibilidad aprendida?
Puede ser variado, y por ahora no nos interesa ahondar en ello.

Estos que han sido condicionados para no admitir su fallo tienen un camino que permite cambiar de estilo de vida.
Sin embargo, no siempre resulta fácil y sencillo pues depende de la voluntad, dedicación, esfuerzo, estudio, ánimo, disposición, entrega, reflexión, trabajo sobre sí mismo y otros factores más que entran en juego y han de combinarse para promover un cambio favorable en la persona.

Pero, ¿cómo habrá de embarcarse en un proceso de crecimiento tal alguien que está encapsulado en su sistema de creencias que le “redime” y le hace sentir piadoso y acertado?
Si no capta que se ha equivocado, y si además cuenta con un arsenal de excusas prefabricadas para obturar toda chispa de conciencia, ¿cómo entrar a la rehabilitación de la TESHUVÁ?

Entonces se dispara a modo de escudo protector frases del tipo:

  • yo solo cumplía órdenes,
  • no es mi culpa,
  • no tenía más opción,
  • él se lo merecía,
  • es justicia divina lo que le ocurrió,
  • mi texto sagrado permite que tal persona sea castigada,
  • es el destino,
  • es el karma,
  • fue una posesión demoníaca,
  • los de esa clase social solamente entienden de esta manera,
  • no fue la gran cosa,
  • nadie se preocupó por mí cuando yo la estaba pasando mal,
  • desde cuándo eso es un pecado/delito,
  • sin testigos no hay crimen,
  • ella algo habrá hecho para que le pase lo que le pasó,
  • eso nunca sucedió,
  • la historia es diferente a la que le contaron,
  • ese no fui yo,
  • ella me lo estaba pidiendo a gritos con su actitud,
  • lo hice por su propio bien,
  • lo que fácil viene fácil se va,
  • era necesario,
  • así nos comportamos en mi casa/barrio/familia/religión,
  • ella se lo buscó,
  • así me fue enseñado y es lo correcto,
  • todo esto es una trampa para hacerme ver culpable

y la lista puede continuar y continuar.
Tomemos nota que estas frases no son sentidas como mentiras o engaños por parte de quien las dice, realmente cree en esto que dice aunque no coincida ni un palmo con la realidad objetiva.

¿Cómo hacer para penetrar en esa neblina mental que les obstaculiza el pensamiento claro y honesto, consigo mismo y con los demás?
¿Cómo habrá de rehabilitarse cuando ni siquiera capta que algo malo ha hecho y es su responsabilidad?

Todo esto no solamente aplica a personas que cometieron algún delito o pecado, sino también para los que están encarcelados en su celdita mental y rechazan salir de ella para construir un Yo Vivido en consonancia con su Yo Esencial.
Gente que tal vez sea amorosa y estupenda, pero que viven una vida ficticia, poblada por sus máscaras que ocultan su verdadera cara.
Personas a las que quizás se les ha mostrado la puerta hacia una plenitud alcanzable, pero están bloqueados y empantanados por su sistema de creencias.
Entonces, adoctrinados y religiosos (teístas o ateos por igual) dan la espalda a la vocecita de su NESHAMÁ para hundirse en los brazos del tirano EGO.

Aunque, también están los que sienten un genuino remordimiento, su conciencia les arde por sus acciones pero deciden racionalmente negarse a pedir perdón y cambiar de conducta.
Quizás por temor al castigo, o por el repudio social, o por la vergüenza, o para no hacerse cargo de los costos de sus acciones, para no sufrir, por comodidad, por algún otro interés; voluntariamente inventan una fantasía que les pudiera servir de protección.

La negación está ahí y agobia.
También la TESHUVÁ está presente y libera.

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Jonathan Ortiz

De las que he oido:

– Los caminos de idolatria que seguí eran una búsqueda sincera
– la idolatria que enseñé fue sin mala intención
– yo hice teshuva y nadie puede venir a reclamarme nada

Etcétera…
Gracias Moré

Jonathan Ortiz

Eso lo sé Moré.
Lo que menciono lo oi de un tipo que segun él la teshuba unicamente es pedirle perdón a Dios y consideraba que la o las personas que él dañó no tenian derecho a confrontarlo para que se hiciera responsable de sus acciones.

Fabiola Alvarado

More y como saber, para así estar convencido, de que uno quedo a mano con Dios y con el hombre?

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