Cambiar cambiando

Estando en los minutos previos al reciente gran  encuentro de noájidas, organizado por el amigo Ramón Ruiz y su brillante equipo de compañeros de FULVIDA en México, una persona amablemente me pidió que hablara sobre “cómo cambiar” (para mejorar, para perfeccionarse, para apartarse de lo negativo y acercarse al bien).
En una respuesta lanzada al instante y sonriendo dije: “Cambiando”.
Puede parecer una respuesta insensible, inmadura, falta de sentido, carente de respeto, que no satisface, inútil… ¿o es la mejor respuesta en su brevedad y certeza?

Viajemos unos siglos al pasado para encontrarnos con uno de los grandes pensadores y maestros de la historia, don Platón, el cual enseñó: “El que aprende y aprende y no practica lo que aprende, es como el que ara y ara y nunca siembra”.

De poco (y/o nada) sirve el atiborrarse de conceptos, llenarse de lecturas, engullir frases célebres, proponerse cambios, idear planes, proyectar futuros, prometer mejoras, comprender lo que está mal y lo que es necesario arreglar si no se lleva a la práctica.
La teoría puede ser muy bonita, pero es útil y buena cuando se concreta.

Como expresa el “Tratado de Principios” (Abot 1:17): שִׁמְעוֹן בְּנוֹ אוֹמֵר, כָּל יָמַי גָּדַלְתִּי בֵין הַחֲכָמִים, וְלֹא מָצָאתִי לַגּוּף טוֹב אֶלָּא שְׁתִיקָה. וְלֹא הַמִּדְרָשׁ הוּא הָעִקָּר, אֶלָּא הַמַּעֲשֶׂה. וְכָל הַמַּרְבֶּה דְבָרִים, מֵבִיא חֵטְא:
Shimón su hijo dice: toda mi vida crecí entre sabios y no encontré nada mejor para el cuerpo que el silencio. Y no es el estudio lo principal, sino la acción. Y todo el que multiplica palabras, provoca el error”.

Sí, puedes vivir toda la vida entre sabios, y hasta haberte empapado de sabiduría, pero si solamente hablas y hablas, das vueltas, teorizas, estudias pero nunca ejerces la sabiduría, entonces estás mal rumbeado, no vas por el camino del bien, sino por el del pecado, de la enfermedad, de la podredumbre interna y probablemente externa.

El estudio no es lo principal, ya que lo esencial es la acción, la realización; pero claro, una acción desprovista de sustento intelectual, de base razonable, de inteligencia detrás, suele ser una acción torpe, destructiva, desequilibrada o tal vez una de esas “bien intencionadas” que terminan por generar mayores dramas que los que pretendía evitar.
Así pues, que la acción sea lo principal, pero nunca carente de contenido, falta de razonamiento, lisiada de pensamiento, hambreada de análisis y crítica.
Y que el estudio sea semilla para la práctica, porque sino queda en nada, y muchas veces en menos.

Entender, comprender, saber, darse cuenta, tomar conciencia, despertar, aprender, leer, memorizar… sí, todo muy lindo, pero ninguna de estas cosas lleva al cambio positivo.
El cambio se genera cambiando, no soñando en cambiar, ni planificando el cambio, ni fantaseando con haber cambiado. Se cambia cambiando.

Como explicamos en otra ocasión, podemos ser víctimas del cambio que viene de fuera y nos arrolla, como un tsunami que pasa y se lleva puesto lo que está delante.
O podemos ser generadores del cambio que deseamos. Por supuesto que el resultado no depende de nosotros, recuerda que no podemos controlar lo que no podemos controlar. Pero, aquello que está bajo nuestro dominio, controlémoslo.
Entonces, cuando se viene la gran ola del cambio, esa que no podemos controlar ni debemos hacerlo, generemos nosotros el propio cambio antes de que nos impacte. Surfeemos la ola, montemos sobre ella y aprovechemos su impulso para cambiar y alcanzar algún objetivo positivo.

“Que no es fácil”, me dirás tú.
Sí, ya lo sé.
Ahí está uno de los motivos por los cuales nos quedamos encerrados en la celdita mental y nos aletargamos y nos paralizamos y nos negamos al cambio positivo para ser víctimas pasivas de los cambios que nos arrollan.
El EGO, que nos dice que no podemos, que no tenemos poder, que es difícil, que fracasaremos, que el destino nos marca, que los genes nos hacen, que la vida es injusta, que… puro EGO, dejándote atrapado en la telaraña de pensamientos y sentimientos de nulidad, imposibilitado de hacer algo, lleno de ideas a veces pero falto de acción modeladora de la realidad.

Por ello, la propuesta desde siempre es la de ser CONSTRUCTOR de shalom. No un espectador, no un expectante del milagro, no alguien que pide, no el que recibe, sino el que genera el cambio positivo. Aquel que sabiendo, poco o mucho, más o menos, igualmente se dedica con empeño y perseverancia a hacer lo posible para que haya paz y plenitud (shalom).

Reitero, el conocimiento es necesario, el aprender y saber, el tomar conciencia, el medir las acciones antes de realizarlas, el evaluar correctamente, porque si no caemos en el voluntarioso que provoca desastres, en las buenas intenciones que son obstáculos para la prosperidad y el bienestar.

También para saber qué es bueno o necesario cambiar. Si vamos por la vida dormidos, anestesiados, embotados, ignorantes de nuestro ser y hacer, difícilmente encontraremos el modo de cambiar positivamente. Veamos la obra y comprendamos qué es lo que podemos y sería oportuno modificar.

Tenemos pues que contar con buenas ideas, apropiado conocimiento, sabiduría acorde, pero para llevar a la acción modeladora del shalom.
En medio está la palabra.
Es una acción, pero que puede ser estéril, puede ser tóxica o puede ser provechosa.
La palabra está en medio, pero que no se convierta en un arma, ni en tóxica, ni en viciosa, ni en excusadora, ni en agresiva, sino en mecanismo para la realización de lo bueno y justo.
Que no se quede en mitad del camino, sino que propicie alcanzar nuevas alturas.

Recuerda, la palabra (las expresiones) son herramientas muy habituales del EGO, en las derivaciones del llanto, grito y desligarse de la realidad.
Cuando la palabra es vehículo del EGO, mejor taponarla, detenerla o modificarla en algo inocuo, o mejor aún, algo provechoso.

Bajar la ansiedad, quitar dramatismo, eliminar los no puedo, extirpar la violencia, detener el oprobio, ahuyentar la excusa que paraliza o refuerza el mal.
Respirar, centrarse, enfocarse, tomar la resolución, actuar positivamente. Y cuando no hay acción positiva, entonces declarar la palabra positiva. Y cuando no hay palabra positiva, entonces ver qué está pasando que no vemos método para la construcción de Shalom.

Si permites que el cambio que viene de fuera te arrolle, bueno… es lo que decidiste.
Si permites que el EGO te siga esclavizando, entonces vives torturado, angustiado, ansioso, con sentimiento de culpa, triste, volando en tus delirios, intoxicado en tus adicciones, falsamente exitoso, impotente… bueno, es lo que decidiste.

O, pruebas el cambio cambiando.
Evalúas, lo comentas con alguien de confianza y que te brinde seguridad (si quieres), respiras y lo haces.
Como premisa indispensable, que sean acciones de bien y justicia, de construcción de shalom.
(En los pocos casos que se pueda precisar la acción destructiva, bueno, son esos poquísimos casos que tal vez se presentan en una vida: cuando te van a asesinar, si te están por secuestrar, si te vienen a violar, etc. en esos casos en los que realmente la vida o integridad está en peligro, y tal vez, lo necesario es una acción directa, violenta, no sé y espero que ni tú ni yo sepamos de estas cosas).

Por lo general es suficiente para una vida de bienestar con la intención de construir shalom, haciendo lo que es bueno Y justo, al tiempo que analizamos las cuestiones y no nos dejamos llevar por impulsos o impresiones, y si nos hemos nutrido intelectualmente para adquirir conocimiento e intuición. Claro, recuerda, no controlamos lo que no podemos controlar, y pretender hacerlo nos lleva a la ruina. Si tu haces todo lo necesario para construir shalom pero la otra persona está enferma siquiátricamente, o es esclavo contumaz del EGO, o lo que fuera y busca la destrucción, el mal, el desequilibrio… bueno, tú haces lo que puedes, actúas con el principio rector, siembras, pero no eres quien controla el resultado.
¿Comprendes?
Igualmente, sigue en tu senda de constructor de shalom aunque el mundo te demuestre indiferencia, hostilidad u oposición.
Finalmente, tú eres el vencedor. Quizás no en la ecuación materialista e ilusoria del EGO, pero eres vencedor en donde cuenta.

Recuerda, eres hijo de Dios, te mereces lo mejor y que te corresponde.
Disfruta de lo permitido, aléjate de lo prohibido.

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Netanel

El cambio no es fácil, antes que nada se debe de realmente quererlo. Hay un famoso dicho del Sefer Hajinuj: “ajaré hamaasim nimshajim halebabot”/ detrás de los hechos van los corazones. Y si bien lo suelen elucidar como hay que hacer algo que no sentís y con el tiempo lo sentirás no es correcto, ya que lo que esto provocará será repeler a la persona al hacer algo en contra de su voluntad. Ante que nada hay que tener lebabot, es decir ratzón. Muy lindo x cierto el artículo Moré!

Netanel

Quien no posee un verdadero deseo de querer cambiar no cambiará, puede que se vea que si pero en esencia no cambio, solo sigue bajo el manto del disfraz por miedo presión a ya sea la familia, entorno, sociedad. Si la persona es obligado a realizar algo en contra de su voluntad nunca será integro en aquel asunto, ya que le es extraño, es algo impuesto a la fuerza y en su contra.

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