1- Regala cumplidos (elogios, agradecimientos, apoyo, ánimo) a las personas. A veces no serán merecidos, pero es mejor disculparse por un halago innecesario que por una palabra amarga e hiriente. Pero cuidado, no aprobar ni premiar la conducta perversa o lesiva.
2- No dejes que las reacciones automáticas controlen tus relaciones interpersonales, pon el freno, aguarda unos segundos, piensa una respuesta, considérala, responde desde la mente consciente. Quizás eso te lleve a errar, pero es más probable que metas la pata dejando que sea tu EGO quien te domine.
3- Expresa entusiasmo con tu voz y tu presencia. Contagia buena onda para que el otro sea un espejo y entre ambos se retroalimenten positivamente. Obviamente, ¡contextualiza!
4- Aprende a aceptarte. Porque si vives jugando a las escondidas de ti mismo, lo harás todo el tiempo con los otros y perderás montón de energía y otros recursos tontamente. No eres perfecto, ámate y respétate con tus defectos y miserias, porque así tendrás oportunidad de mejorar en lo que sea posible.
5- Sé generoso. Porque mejor poblar el mundo de bondad que de altercados. Pero no dejes que se aprovechen de ti, porque ser manso no implica ser idiota. A veces es más ventajoso una pequeña pérdida que traerá una gran ganancia.