Insistimos con nuestra enseñanza de vivir construyendo SHALOM, por medio de acciones de bondad Y justicia, siendo leales al Eterno.
Es el camino sagrado, milenario, que tiene un profundísimo arraigo espiritual y que se manifiesta en el equilibrio interdimensional.
Es la escalera de Iaacov, la que unía los cielos con la tierra, por la cual subían ángeles y bajaban también.
Las acciones de construcción de SHALOM no se limitan a lo que obramos con el cuerpo, sino también en el plano del pensamiento y en el de la palabra.
Cuando nos entrenamos en la construcción de SHALOM, conseguimos poner en orden también los sentimientos y las emociones.
Por supuesto que el EGO seguirá estorbando con sus intromisiones fuera de lugar, pero le será más difícil hacerse dueño del palacio cuando el rey está saludable y atendiendo su reino.
Hablando de reyes y de fortaleza, presta atención a esta palabra inspirada por Dios:
«De esta manera hizo Jizkiá [Ezequías] en todo Yehudá [Judá]. Él hizo lo bueno, lo recto y lo verdadero delante del Eterno su Elohim.
Él buscó a su Elohim en toda obra que emprendió en el servicio de la casa de Elokim y en la Torá y el mandamiento. Lo hizo de todo corazón y fue prosperado (exitoso).»
(2 Divrei Haiamim / II Crónicas 31:20-21)
¿Qué podemos aprender de esta breve, pero intensamente espiritual, pasaje?
Que el rey Jizkiá de todo corazón construía SHALOM, hacía lo bueno, lo justo y lo leal para con el Eterno.
Todo lo que hacía, según consta en el libro, estaba enmarcado en el intento de construir SHALOM.
El resultado fue la prosperidad, el éxito.
¿Entiendes?
No es un consejo místico, que de manera rebuscada, religiosa, pretende someterte a la pobreza, a la mendicidad, a satisfacerte con poco y malo.
¡Por el contrario!
Es un camino brillantemente espiritual, por tanto, que unifica y da vida plena a todas las dimensiones del ser: físico, emocional, social, mental y espiritual.
Cada paso del rey estaba a la búsqueda del Eterno, que es lo que debemos aspirar nosotros a hacer: buscarLo incesantemente.
Con conocimiento, con práctica, con virtudes, que es el triunvirato necesario para no estar en desequilibrio.
Aprende de la historia del rey Jizkiá, tendrás buenas pistas para aclarar tu vida.
En resumen, ¿quieres ser exitoso?
Toma conciencia de lo que estás haciendo y evalúa qué tan lejana de la construcción de SHALOM está tu conducta.
Encamínala, entonces el resto vendrá como consecuencia necesaria.