Decía, con gran perspicacia el filósofo contemporáneo y puntal en la ayuda para la gente con discapacidad mental, Jean Vanier:
“Todo ser humano es una mezcla de luz y oscuridad, confianza y miedo, amor y odio”
Es así, por lo cual, no hemos de pretender escaparnos de quien estamos siendo, sino atrevernos a reconocernos para descubrir todo lo que podamos de nosotros mismos.
Solamente cuando ventilamos los pozos mal aireados de nuestra mente, cuando alumbramos el oscuro caos de nuestro corazón, cuando catalogamos los componentes de nuestro Sistema de Creencias, es que estaremos en condiciones de limpiarnos y no permitir que lo negativo vuelva a introducirse.
Creernos que no tenemos nada que mejorar, es estar empantanados en el error.
Pero, también olvidarnos de nuestros aspectos maravillosos, sagrados, luminosos y suponer que no están presentes, que no tienen presencia o valor, es un triste y enorme error.
Por tanto, con la vara de la verdad, aunque duela, medir nuestras condiciones.
Atento, con la vara de la verdad, que es solamente una.
Porque no existe tu verdad y mi verdad, o parte de verdad.
Existe la verdad y aquello que no lo es.
Por ser humanos limitados, y ser la verdad Dios, es que nunca alcanzamos a esa Verdad (con V mayúscula).
Pero, depende de nosotros avanzar incansablemente hacia ese infinito, sin dar un paso atrás.
Con ello iremos corrigiendo lo enmendable, reparando lo roto, agradeciendo lo agradecible, y no hundiéndonos más en cuestiones que queremos barrer debajo de la alfombra para hacer de cuenta que ya no molesta más.
Cuando llegues a conocerte, podrás amarte.
Con tus luces y sombras, con tus partes a corregir y aquellas para fortalecer.
https://youtube.com/yehudaribco