«Aconteció cierto día, cuando Moshé [Moisés] había crecido, que fue a sus hermanos y les vio en sus duras tareas…»
(Shemot/Éxodo 2:11)
Hasta el día que Moshé no se decidió a manifestarse desde el AMOR, es decir, actuando para beneficiar al prójimo de manera generosa, él no era otra cosa que un noble egipcio.
Sí, inconscientemente se estaba preparando para la grandeza eterna, para una memoria perpetua de su personalidad.
Pero era una grandeza potencial, que precisaba de este despertar.
Si hubiese escogido el camino del EGO, manteniéndose en la comodidad de su celdita mental, probablemente nunca hubiésemos tenido noticia de él.
Sería uno más del montón de nobles y principales del gran imperio que fueron olvidados entre las arenas del anonimato.
Todo su potencial se hubiese extinguido, sin llegar a la realización.
Él no tenía como saber para que se estaba entrenando, ni qué cualidades estaba adquiriendo para manifestar un reflejo de su Yo Esencial a través de su Yo Vivido.
Pero el día que permitió a la NESHAMÁ guiarlo, corriendo así al EGO del sitial de mando de su vida, entonces, todo fue diferente.
Al principio no pareció que para bien, pues los problemas y contrariedades se fueron sumando.
Por ser un hombre de AMOR pasó por zozobras, perdiendo todo: t o d o.
Nada quedó de toda aquella y esplendor que le acompañó desde sus primeros meses.
Fue todo licuado, destruido, borroneado, como si en su mañana existiera solamente miseria, algo un poco mejor que ello.
Pero, él no sabía lo que tenía por misión hasta que tropezó con ella.
No estaba confiado en ser capaz de completarla, ni siquiera de iniciarla.
Porque el no tenía conciencia de esa grandeza potencial, solamente de la amargura y chatura existencial.
Llegó, queriendo o no, a las alturas.
Es cúspide de profecía, ejemplo de hombre, modelo positivo a seguir.
Porque se animo a actuar desde el AMOR, no desde el EGO.
Linda enseñanza. Gracias Moré
Que inspirador texto, aunque uno esté a años luz de quien, a través de la enseñanza, describe.
Es motivante pensar que nuestras dificultades y tristezas, pueden llevarnos a escalones más altos.
Gracias.
lo triste y lo alegre deben ser pasos para ello