«Bienaventurado el hombre que teme al Eterno y Sus mandamientos desea en gran manera.«
(Tehilim / Salmos 112:1)
En toda persona existen dos polos de movilización:
- el polo de atracción, que llamamos DESEO o AMOR,
- y el polo de repulsión, que llamamos MIEDO.
Permanentemente estamos actuando entre estos dos polos.
Siendo movidos, o impulsados, o proyectados, o atraídos, hacia uno o el otro.
Piensa en ti.
Reflexiona sin prejuicios.
Trata de verificar o desmentir esta afirmación.
Si alumbras con sinceridad las cuestiones de tu vida, alcanzarás a admitir que es una afirmación certera.
«Ahora pues, Israel, ¿qué pide el Eterno tu Elokim de ti? Sólo que reverencies al Eterno tu Elokim, que andes en todos Sus caminos, que ames y sirvas al Eterno tu Elokim con todo tu corazón y con toda tu alma«
(Devarim / Deuteronomio 10:12)
La raíz del DESEO y del MIEDO es única: la conexión con el Eterno (Ver Mishné Torá, Iesodéi haTorá 2:1,2).
Nuestro espíritu tiene sed por la Presencia Divina, anhela la adhesión con Él, se siente atraída hacia la infinita Luz celestial. Se nutre nuestro espíritu solamente cuando está en sintonía con la Divina Voluntad. A esto tendemos, éste es el origen de todos los otros deseos. Ante la manifestación del JESED (Misericordia, Generosidad) del Eterno, la reacción «natural» del espíritu es el DESEO / AMOR.
Por su parte, el temor ante la infinita Presencia hace tremolar el espíritu íntegramente. Como temblorosa hoja estremecida por el huracán imponente. Tal el origen de todos los miedos. Ante la manifestación de GUEVURÁ (Poderío, Severidad) del Eterno, la reacción «natural» del espíritu es el MIEDO.
Debes saber que tanto el DESEO como el MIEDO se manifiestan de acuerdo a los cinco niveles de los que estamos formados.
Así todos tenemos cinco miedos básicos, como cinco deseos básicos.
Todos los tenemos, pero los vivimos con mayor o menor intensidad, con más o menos presencia consciente en nuestras vidas.
En una medida equilibrada, son de construcción, de bendición, de crecimiento.
Cuando se convierten en una carga, porque están en desequilibrio, ambos son perjudiciales.
El MIEDO equilibrado mueve a la precaución, al respeto, al apego a los mandamientos restrictivos.
El DESEO equilibrado mueve a la cooperación, al cariño, al apego a los mandamientos de hacer.
Como dijimos, estas manifestaciones de DESEO y MIEDO en los cinco planos derivan de la misma raíz, pero en tanto se van apartando de ella, van perdiendo su identidad, haciendo ajeno a la persona de la relación que tal deseo o miedo en particular tienen con el Eterno.
En estas situaciones, el DESEO o el MIEDO están dominando a la persona, apartándola de su esencia, haciendo que se concentre más en su «Yo Vivido» o «Yo Sentido», en vez de en su «Yo Esencial».
Solamente los TZADIKIM (personas justas e íntegras) logran supremacía sobre sus miedos y deseos, dominan sobre sus impulsos, en vez de que éstos dominen sobre ellos.
Esto lo consiguen con un constante y esforzado trabajo de perfeccionamiento personal, no hay atajos ni vacaciones. Su tarea es armonizar todos sus deseos con la Divina Voluntad, todos sus temores aplacarlos para temer (reverenciar) exclusivamente al Eterno.
Cumplen cabalmente con los mandamientos de amar y temer al Eterno:
- «amarás al Eterno tu Elokim«
(Devarim / Deuteronomio 6:5) - «al Eterno tu Elokim temerás«
(Devarim / Deuteronomio 10:20)
Te presento ahora una breve lista de los miedos básicos y luego de los deseos básicos.
MIEDOS básicos:
- Plano Físico.
Miedo a la IMPOTENCIA, que se presenta con diversos rostros: miedo a la enfermedad, a la muerte, a los accidentes, a la pobreza, al hambre, a la parálisis, a la impotencia sexual, a la debilidad, etc.
Todo lo que represente una falta o carencia de dominio sobre los factores físicos – materiales. - Plano Emocional.
Miedo a la SOLEDAD, que puede emerger como miedo al dolor en general, que toma distintas variantes, tales como ansiedad, angustia, enojo, ira, agresividad, pasividad, intolerancia, paternalismo, etc.
Todo lo que sea falta o carencia de dominio sobre otra persona, cercana y significativa. - Plano Social.
Miedo al RECHAZO, que lo sentimos por ejemplo al ser anónimos, ignorados por el grupo, humillados en público, de casta o clase inferior, degradados, fuera del patrón social aceptable o de moda, etc.
Todo lo que implique falta o carencia de dominio sobre un grupo de personas que es sentido como importante, pero que no mantiene una relación íntima con el individuo. - Plano Intelectual.
Miedo al CAOS, obsesión, compulsión, detallismo, pensamiento referencial, incapacidad o dificultad en la creatividad, huida hacia la fantasía, etc.
Todo lo que demuestre una falta o carencia de dominio en la capacidad para organizar los hechos de acuerdo a patrones específicos. - Plano Espiritual.
Miedo a lo DESCONOCIDO, desconfianza, terror, pánico, resistencia al cambio, fanatismo, extremismo, etc.
Todo lo que indica una falta o carencia de dominio sobre lo que no entra en los planos anteriores.
Hay una esencia en común que atraviesa el MIEDO en sus cinco planos de
manifestación, y que paradójicamente es un DESEO: el deseo de DOMINIO.
Cuanto mayor es mi deseo de dominio, mayor es mi MIEDO.
Contempla esta realidad operando en ti, des-cúbrela para que no seas más esclavo y pases a ser amo.
DESEOS básicos:
- Plano Físico.
Deseo de ACOPIO de elementos materiales. - Plano Emocional.
Deseo de DOMINIO sobre otra persona, por lo general alguna que sea cercana y significativa. - Plano Social.
Deseo de PERTENECER a un «algo» más grande que uno mismo. - Plano Intelectual.
Deseo de IR MÁS ALLÁ de lo manifiesto. - Plano Espiritual.
Deseo de CONFIAR, de CONEXIÓN sin interferencias.
¿De qué nos puede servir en el aquí y ahora este conocimiento, para perfeccionar nuestra vida y darnos mayor plenitud?