La historia de Edipo nos viene del antiguo mundo de los relatos fantásticos de Grecia, a través de la pluma de Sófocles.
Para hacer breve la historia, el muchacho Edipo era hijo de reyes.
Su padre se enteró mágicamente que su hijo le asesinaría y se acostaría con la reina, por lo cual rápido y presuroso mandó a asesinarlo siendo un chiquito.
Por una de esas cosas el niño sobrevivió, fue adoptado y criado sin saber su noble origen.
Un día, por esas cosas que tiene el destino místico de los griegos, tiene un encontronazo con su padre el rey –a quien él no reconocía como su padre, ni cuenta se daba del hecho- y termina matándolo.
Al rato y luego de algunas aventuras espectaculares termina acostándose con su madre, –ninguno de los dos sabía quién era el otro- casándose con ella y teniendo hijos que son sus hermanos.
Otro día se entera de qué había hecho con su padre y con su madre/esposa, y la crisis es tremenda para todos ellos. Como detalle no menor, Edipo se castiga arrancándose los ojos…
Este relato fue usado por Freud para describir lo que él denominó como “complejo de Edipo”, o quizás se enteró de algún filósofo anterior al cual pidió prestada la idea… vaya uno a saber los vericuetos de estos fantásticos sabios europeos.
Para hacerla breve, Freud dice que todos los niños desean acostarse con su mamá, y por acostarse debe entenderse algo más que ver la TV en la cama o dormir una siestecita.
Como el padre es un impedimento, entonces se desea eliminarlo.
Pero como el padre es un tipo grandote y uno es un niñito chiquitito, la cosa se vuelve difícil de llevar a la práctica.
Por ahí se hacen algunas acciones de “terrorismo de hogar”, infracciones, rebeldías, etc.
Pero, cuidándose mucho, no sea que el padre se irrite y lo destroce a uno.
Para peor, si se entera del deseo lascivo hacia quien es su esposa (o ex, da lo mismo), la furia sería mucho más tremenda.
Al tiempo, y si las cosa marcha bien, la señora esposa que es madre del niño, demuestra cariño hacia su hijo pero rechaza –esperemos- las insinuaciones perversas que como puede le lanza el degenerado jr. Una cosa es el amor de madre, otra la actitud desviada.
Y así, el acomplejado Edipito no puede tener lo que quiere con su amada/odiada ni tampoco darle su merecido a su amado/odiado padre.
Por lo cual, en la cabeza del pibe se arma tremendo jaleo, entre emociones ambivalentes, sentimientos fuertemente encontrados, pensamientos más o menos cuerdos con otros que han sido secuestrados y trabajan para zonas oscuras del ser.
Y ahí es donde surge el mágico Freud y sus apóstoles para resolverle la vida al pibito, cualquiera sea su edad.
Me abstengo de comentar o analizar todo esto.
Mucho menos me atrevo a cuestionar, juzgar o denigrarlo.
¿Quién soy yo?
Pero, me animo a decir que detrás de toda esta charada existe un núcleo de luz, que podría conectar con la LUZ.
Pongámoslo de la siguiente manera.
El padre sería la presencia del Padre Celestial en nuestro ser, es decir, la NESHAMÁ, el espíritu, el Yo Esencial.
La madre sería los deleites de este mundo.
El Padre nos permite disfrutar de este mundo, dentro de ciertos límites. Tal como podemos pasarla bien con nuestra sra. madre, dentro de ciertos límites.
Porque, podemos recibir sus mimos y caricias, sentirnos acompañados y arrullados, ser alimentados y protegidos, etc. y etc.
Pero… obviamente que no es saludable, ni legal, atravesar ese limite y buscar en la madre “otro placer”.
Ese placer no es para obtener/dar con la madre, sino con la quien será nuestra esposa (esposo para las mujeres).
Algo similar ocurre con los placeres de este mundo.
El Creador nos habilita a que hagamos uso de los recursos mundanos, pero ha establecido parámetros para ello.
Por ejemplo, el de la propiedad privada.
Por ejemplo, el cónyuge de otro no es para nosotros.
Por ejemplo, el gentil no ha de comer carne de animal aún con vida.
O el judío ingerir alimentos no aptos de acuerdo a las reglas del kashrut.
Pero, hay miles de placeres permitidos, buenos, saludables.
Tal como hay millones de mujeres para ti, para que sea alguna de ella tu esposa. O de varones disponibles, para que sea tu esposo.
Si viviéramos apegados a la ética, es decir al código espiritual inscrito naturalmente en nuestra NESHAMÁ, estaríamos satisfechos, agradecidos, contentos, en paz.
Pero, algo nos mueve a desear lo prohibido.
Para hacer de cuenta que eso es permitido, entonces debemos negar al Padre, o “exterminarlo” como si ello fuera posible.
Con la fantasía de que sin padre entonces la madre pasa a ser permitida.
Algo nos impulsa a rechazar al Padre y Sus cosas.
A despegarnos de nuestra identidad espiritual, noájica para el gentil, judía para el judío.
Algo nos insiste en romper los lazos con lo espiritual y entonces sumergirnos en religión, sea ésta teísta o sin dios/es.
Porque sin espíritu, sin ética, no hay Dios.
Sin Dios, todo es relativo.
Siendo así, lo que está prohibido no lo está.
Todo vale, en tanto yo lo quiera.
Algo nos lleva a querer asesinar al Padre, y a los que hablan en Su nombre, quienes por lo general son judíos con conocimiento y que andan en LUZ, y NO en religión. O simplemente, judíos; porque su presencia, sea apegada a su identidad espiritual o no tanto, ya encadena con la realidad y Presencia del Creador.
Hay que matar a los judíos, al judaísmo, burlarse y negar el noajismo, repudiar a Dios.
Muerto el Padre, el mundo está disponible y no hay que rendir cuentas ante nadie.
Claro que esto es un disparate, porque ni Dios ni la NESHAMÁ sucumben.
Son eternos.
Por supuesto que existe el concepto de siluk haShejiná, algo así como el apartamiento de la Presencia; el ester Panim, el ocultamiento del Rostro.
Dios parece no estar, no “existir”.
No es evidente Su “existencia”, ni podemos dar cuenta de Su accionar en este mundo.
Por tanto, el hombre apartado de la NESHAMÁ cree que Dios no “existe”, o que ha muerto.
(No es casualidad que decenas de idolatrías tienen al hijo milagroso de un dios que es asesinado para exculpar al mundo de pecados, si no entiendes la relación con el tema… ok…)
¿Se entiende hasta ahora?
Espero que sí y que no genere confusiones ni dudas innecesarias, solamente aquellas productoras de estremecimiento creativo.
Nos queda mencionar el rol del EGO en este “complejo de Edipo original”; pero te dejo a ti esa tarea.
Estudia, comparte, comenta, crece, agradece, colabora.
Gracias.
Más que acostarse con sus madres, mujeres y hombres quizás deseen volver a la primera infancia en que eran arrullados por estas, porque es donde obtenían el máximo cariño. Es lo que buscamos todos, que nos quieran, y nadie es querido más que un niño
no es lo que dice Freud y su complejo de Edipo. el habla de acostarse con la madre. gracias.