Enfocarse y poner primera

El mayor gasto de energía se produce al iniciar el trabajo o movimiento.
Para salir de la quietud se hace necesaria la inversión, el esfuerzo, que tras conseguido el momento se reduce y sostiene con menor gasto.
Tal como comprobamos en un auto, cuando sentimos el empuje de la primera marcha, con su gran consumo de combustible y la correspondiente potencia empujando.
O los conocedores de Química y Biología con el concepto de “energía de activación”, que es la energía mínima para que se produzca una reacción.

En tus cosas cotidianas ocurre de manera similar.
Para comenzar el cambio que te lleve de la inercia (o quietud) de la zona de confort hacia el suceso, tendrás el obstáculo inicial. Allí deberás luchar contra tus tendencias, contra la rutina, contra el hábito, contra el miedo, contra la pereza y hacer el gasto energético. Serán instantes en los que se hace imprescindible dedicar mucha más potencia que cuando ya estás en movimiento. Debes saberlo y no agotarte por ello. Por el contrario, persevera, ten paciencia, que el cambio de marcha se dará y encontrarás que lo que al principio aparecían como enormes dificultades, como innumerables “no puedo”, serán dejados en el olvido, porque estás transitando el camino que te lleve a tu objetivo.

Cuanto más arraigado el hábito, más energía precisarás, ten constancia, firmeza, paciencia, amor propia, voluntad y empeño, porque precisarás de todos ellos.
Recuerda la inercia, la propiedad del cuerpo (y de la mente) a conservar el movimiento que viene llevando, a no ser que operen fuerzas que le hagan modificarlo. Así, para cambiar la dirección del avance también será necesario aplicar esfuerzo, mientras el cuerpo/mente se mantiene aferrada a su trayectoria previa.
Nos escudamos en excusas que nos mantienen prisioneros de la zona de confort, es nuestra tendencia natural. Es normal, nada para avergonzarse ni tampoco para dar la batalla por perdida y creerse en manos de un destino fatal.
Puedes implementar los cambios de dirección que desees, y estén en tu control.
Si tienes en mente y claro tu objetivo y tus acciones están dedicadas a alcanzarlo, y no te distraes ni te desvías, entonces probablemente llegues a tu objetivo (pero recuerda, tú no tienes el control del universo, solo de una pequeña porción de él, el resultado final está por completo fuera de tu dominio). Haz tu parte.
Para lograrlo, reconoce tu situación, enfócate precisamente en tu objetivo, pon potencia en tu motor y avanza sin desenfocarte.

El EGO propondrá la impotencia, te llevará a ella, te hará emplear sus herramientas para llamar la atención y arañar una apariencia de poder.
No permitas que su desgano te derrote.
Tú enfócate, sabes que no será gratis ni por un milagro repentino, pero puedes hacer tu parte y ser victorioso aunque no alcances finalmente la meta.

Éxitos y bendición.

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