En el libro de Bereshit (Génesis 26), encontramos una historia fascinante que habla no solo de pozos y agua, sino también de persistencia, conflicto y la naturaleza de los malvados. Itzjac, el hijo de Abraham, reabre los pozos que su padre había cavado, pozos que los filisteos habían tapado tras la muerte de Abraham. Pero eso no es todo: cuando Itzjac cava nuevos pozos, los pastores filisteos pelean con él por ellos. Sin embargo, Itzjac no se rinde, sigue cavando hasta que finalmente encuentra un lugar al que llamó Rejovot, donde puede asentarse en paz.
¿Qué nos dice esta historia sobre los malvados?
Los filisteos no querían los pozos para ellos. No los necesitaban. Simplemente querían taparlos. Esto nos enseña algo profundo sobre el comportamiento de los malvados: no buscan construir, solo destruir. Actúan por envidia, resentimiento o el simple deseo de impedir el éxito del otro.
Este patrón lo vemos a menudo en la vida. Hay quienes, en lugar de crear algo propio, dedican su tiempo y energía a sabotear el esfuerzo de los demás. No porque ganen algo concreto, sino porque no soportan ver prosperar a otros.
¿Palestinos y pro-palestinos, te suena?
La respuesta de Itzjac: la perseverancia frente a la mezquindad
Lo admirable en Itzjac es que no cae en su juego. No se queda peleando por cada pozo que le quitan ni responde con violencia. Simplemente se mueve y cava otro. Itzjac nos enseña una lección de vida: cuando enfrentes oposición irracional, no pierdas tu energía en confrontaciones inútiles. Sigue adelante, porque el éxito viene con la constancia y no con la venganza.
El momento culminante llega cuando finalmente cava un pozo y no hay disputa. Llama al lugar Rejovot, que significa “amplitud” o “espacio abierto”, diciendo: “Porque ahora el Eterno nos ha dado espacio y prosperaremos en la tierra” (Génesis 26:22). Esto refleja una verdad espiritual: la recompensa llega a quienes perseveran con integridad.
Los pozos como metáfora espiritual
En el judaísmo, los pozos a menudo simbolizan la conexión con la fuente de vida, con Dios. Cavarlos requiere esfuerzo, compromiso y valentía. Los filisteos que tapan los pozos representan a quienes intentan cortar esa conexión, quienes buscan obstruir el acceso a la espiritualidad y a las bendiciones divinas.
Itzjac nos muestra que, aunque enfrentemos desafíos y oposición, no debemos abandonar nuestro esfuerzo por conectar con lo Divino. Incluso si otros intentan impedirlo, nuestra misión es seguir cavando hasta encontrar nuestro propio “Rejovot”, ese espacio donde podemos prosperar en paz.
Reflexión final
Los malvados tapan pozos porque no soportan la luz y la vida que traen. Pero los justos, como Itzjac, no se detienen. Siguen cavando, siguen buscando, siguen construyendo. Y al final, encuentran un lugar de amplitud y bendición.
¿Estás enfrentando oposiciones o conflictos que parecen irracionales? Recuerda a Itzjac. No gastes tu energía en pelear por cada pozo. Sigue adelante, cava otro, y confía en que Dios abrirá para ti un Rejovot, un espacio donde puedas prosperar.
Como dice el Midrash: “Los pozos pueden ser tapados, pero la emuná siempre encuentra una nueva fuente de agua”.
¿Qué opinas de esta interpretación? ¿Te ha pasado algo similar? Déjalo en los comentarios y comparte con quienes están cavando sus propios pozos. 😊
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