Hace unos días hice esta consulta en BELEV18 en Facebook: “¿Sabes las diferencias entre religioso y observante de los preceptos?”.
Como es habitual, se llenó de variados comentarios, de todo clase y forma, desde los más adecuados hasta los cercanos al delirio. Pero, no estoy para juzgar, sino para enseñar.
Por lo cual, permíteme darte ahora una respuesta elaborada con contenido espiritual y no mera opinión y buenas intenciones.
Por muchos motivos seré breve, uno de los cuales es que en verdad este tema lo hemos trabajado abundante ya en muchas oportunidades y encontrarás en una búsqueda en serjudio.com.
Como ya hemos enseñado y demostrado, religión es un producto socializado del EGO.
NO es un fenómeno de naturaleza espiritual, no busca vincular con el Creador, no satisface las necesidades éticas del ser humano.
Por el contrario, es una impostura, un disfraz, que aparenta santidad para encubrir reaccionas instintivas que se disparan ante situaciones de impotencia, muy normales y naturales. Es la adoración del EGO, puesto en el sitial de una deidad y de un salvador. Es el intento desesperado por llenar de respuestas mágicas los vacíos de la existencia humana. Es el mecanismo de control de los que usan las religiones, todas ellas, para sus beneficios materiales.
En síntesis, cuando hablamos de religión NUNCA estamos hablando de conexión con el prójimo, con Dios, con nosotros mismos. Estamos hablando de EGO.
No está de más recordar que ni el judaísmo ni el noajismo son religiones, ni jamás debieran confundirse con ellas. También esto lo hemos explicado en numerosas ocasiones, por lo que nos ahorramos ahora la repetición. Sin embargo, tengamos en cuenta que mucha gente, incluso “rabinos”, no manejan las sutilezas del idioma ni conocen diferencias filosóficas, por lo que probablemente usen la palabra religión tratando de significar con ello espiritualidad, marco de vida espiritual, conducta dirigida por los mandamientos del Eterno. Tengamos en cuenta esto, pero no nos confundamos.
Por último, encontrarás muchos judíos, también “rabinos” que desgraciadamente viven el judaísmo como una religión y la predican como tal; porque han puesto al EGO en lugar de Dios, y se manejan como verdaderos religiosos, usurpando el tesoro del judaísmo para ser usado para sus fines personales, sean cuales fueran: económicos, de influencia, de dominio de sus colectivos, etc.
Por su parte, un shomer mitzvot, un observante de preceptos (tanto gentil, como judío, cada uno con los mandamientos que le corresponden), es una persona que no es religiosa (o al menos ese es el ideal).
No actúa por imposiciones del EGO, al menos cuando de cuestiones espirituales se trata.
No busca el dominio, ni el control, ni la magia, ni hacer de Dios un esclavo de sus gustos y deseos.
No ejerce el autoritarismo, ni comercia con la buena fe de la gente, arropado en vestimentas de piedad o santidad.
Un observante de los preceptos aprende lo que le corresponde de Torá, conoce lo que tiene que realizar, y lo pone en práctica.
Estudia no solamente para llenarse de teoría y destacar como erudito, sino para tener en cuenta los detalles que son necesarios para una correcta práctica de los preceptos.
De esta manera, sincroniza su voluntad a la Divina Voluntad.
Como gentil tiene bien en cuenta sus Siete Mandamientos para las Naciones y vive de acuerdo a ellos.
Como judío, tiene noción de lo que le corresponde de los 613 mandamientos, toma en consideración las normas aplicables (halajot) y las ejecuta. Por supuesto que podrá equivocarse, errar, o hasta dejar de cumplir alguna que otra; pero lo que importa es su intención sincera y noble de vivir de acuerdo a los parámetros de las mitzvot, lo cual incluye enormes cantidades de normas dictadas por humanos y tradiciones que se han consagrado dentro del colectivo.
Con esta manera de vivir, se quiebra un poco el yugo del EGO sobre la persona, porque es ésta la quien decide su conducta y no actúa reactivamente a instancias de las herramientas irracionales del EGO.
Entonces, por ejemplo, el religioso ante una situación de impotencia sentirá su estado de debilidad, sentirá la reacción feroz del EGO, y probablemente explotará desde el EGO y bajo las normas de su religión.
En tanto que la persona dedicada a cumplir la Voluntad del Eterno, sentirá la misma impotencia, arderá de similar manera (o tal vez ya no, porque se ha entrenado durante cierto tiempo para sentir y actuar diferente) que el religioso, pero a la hora de convertir su energía reactiva en acción, deberá pasar por el control de la mente la cual estará bajo la conducción de la ética espiritual y por tanto su conducta será de construcción de SHALOM (en el caso ideal, por supuesto, no olvidemos que somos humanos a fin y al cabo).
Si te quedan dudas, pregunta.
Si quieres predicar tus ideas, hazlo en otro sitio.
Gracias.
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