Nos sentimos individuos, nos creemos tales.
Individuos, como si fuéramos independientes de los demás (de acuerdo a la definición de la RAE).
Cada uno una unidad, de cierta forma desconectada.
Como si fuéramos indivisibles, es decir, sin posibilidad de división.
Pero, en verdad el único individuo es el Eterno, pues es lo único que no tiene partes, ni asociados, ni elementos, ni se puede dividir.
Todo el resto, formamos parte de redes entrelazadas con otras redes.
Eso que sentimos como individuo, como ser uno solo, es solamente eso: un sentimiento, una percepción, una ilusión, una creencia, algo sin veracidad.
Somos parte de un todo, de hecho, estamos formados de partes que se vinculan de tal forma que conforman un “individuo” (entre comillas).
Es decir, una configuración única, especial, irrepetible, y por tanto KEDOSHÁ, es decir, santa.
Somos multidimensionales: físico-emocional-social-mental-espiritual.
Estamos insertos en un determinado ecosistema material el cual a su vez está inserto en uno mayor y así hasta el infinito.
Somos parte de esa red intangible y que trasciende todo tiempo y especio que es la realidad espiritual.
Por tanto, el ser que somos es incomprensible, inabarcable.
Esto nos puede llenar de mucho orgullo pero también de muchísima humildad.
Podemos ser fuertes y hábiles, pero sin dudas estamos limitados.
Seres expertos en tal materia, pero nulos o escasos en otras miles.
Tendremos focos de luz gloriosa, pero sombras que apenan.
Somos todo ello y no solamente lo que podamos o querríamos señalar.
Por tanto, no somos independientes, ni podemos llegar a serlo jamás.
Somos interdependientes.
Al comprenderlo, admitirlo y vivir conscientes de ello, podemos acercarnos a una relación provechosa y beneficiosa con los otros humanos, el resto de las criaturas del entorno y todo lo creado.
Así se deja de lado la competencia basada en el EGO, el pretender lucrar, el desesperarse por poder para no sentirse abrumado por la impotencia.
Entonces, somos capaces de vivir con plenitud y bendición, disfrutando de una personal Era Mesiánica.
Construyendo SHALOM, con acciones, pensamientos y palabras que se basan en la bondad pero también en la justicia.
Estando en ese estado de existencia, podemos alcanzar logros incomprensibles de otra manera.
Tal vez no serán éxitos materiales, los codiciados por los esclavos del EGO, pero sin dudas son los que verdaderamente satisfacen.
Al hacer así, estamos sincronizando nuestra voluntad a la Voluntad del Uno.
Por tanto, estamos plasmando Su Presencia en nuestra vida.
Si has comprendido hasta aquí, agradezco los comentarios que lo confirmen.
Si no entiendes, o no estás de acuerdo, agradezco los comentarios que ayuden a traer luz allí donde ésta puede llegar.
Gracias por leer hasta aquí y compartirlo con las gentes que amas.
Nuestro cuerpo esta formado por millones de células, microorganismos y bacterias. Cada una como un ser «independiente» lucha por su sobre-vivencia. Cada una en su tamaño y tiempo de vida ignora que forma parte de otro ser que en su escala espacio-tiempo no puede ser entendido ni comprendido por ellas. Todas en su conjunto trabajan en armonía para formar un ser humano. Un ser humano, quien a su vez, en todo su conjunto se incorpora a la red infinita del vasto universo. Y todos, como una gran orquesta, llevamos la melodía al compás del director. Y toda gran orquesta solo… Read more »
Maravilloso comentarios, muchas gracias
Gracias Moré.