Leí el otro día la frase «Las cosas no son malas en sí mismas, sino que nuestra cobardía las hace así«.
Es de Michel de Montaigne, un filósofo francés del siglo XVI, conocido por sus ensayos, en los que reflexiona sobre una amplia variedad de temas, desde la religión hasta la política y la filosofía. Su estilo literario es considerado uno de los más influyentes de la historia de la literatura.
Esta cita se puede relacionar con una enseñanza del Pirkei Avot, que es un texto judío antiguo que contiene sabiduría y enseñanzas éticas. En el capítulo 2, Mishna 1, se dice: «Sé valiente como un león, ligero como un águila, rápido como un ciervo y fuerte como un toro para hacer la voluntad de tu Padre Celestial«. Esta enseñanza enfatiza la importancia de tener coraje y fuerza para hacer lo correcto y seguir el camino de Dios.
En la vida, a menudo enfrentamos desafíos y obstáculos que pueden parecer insuperables. Sin embargo, en muchos casos, es nuestra propia pequeña celda mental la que nos impide superar estos obstáculos y alcanzar nuestras metas.
Son las limitaciones mentales y emocionales que nos imponemos, más que la real impotencia que nos detiene.
La cita de Montaigne nos recuerda que no son las cosas en sí mismas las que son malas, sino nuestra propia actitud hacia ellas. Si podemos superar nuestra limitación mental y destruir creencias de impotencia, estaremos en camino para tener la fuerza para hacer lo correcto y con ello podremos superar cualquier desafío.
Con esto en mente, es importante recordar que cada uno de nosotros tiene el potencial de ser valiente y fuerte. No importa cuán difícil sea la situación, podemos encontrar la fuerza dentro de nosotros para enfrentarla y superarla. Al seguir las enseñanzas del Pirkei Avot y tener coraje para hacer lo correcto, podemos mejorar nuestra vida y lograr nuestras metas. Así que no permitamos que nuestra cobardía nos detenga, sino que en cambio, abracemos nuestra fuerza interior y sigamos adelante con valentía y determinación.
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