No hay que temer

"No los temáis, porque Hashem vuestro Elokim, Él es el que combate por vosotros." (Devarim / Deuteronomio 3:22)

El temer a las circunstancias o sujetos que nos pueden dañar es algo natural, instintivo. El temor es parte de un sistema de alarma interno que funciona para preservar nuestra integridad.
Pero, cuando el temor se convierte en el acompañante habitual, en el consejero cotidiano, algo está fallando. Mucho peor es el problema si el miedo surge ante hechos que pueblan nuestra imaginación, y que no tienen asidero en un peligro real inminente.
Sin dudas, es poco saludable no respirar calma, estando siempre en tensión, en angustia.
Uno de los modos de hallar paz es recordar que para la persona que es buena, hay Uno que está a su lado; Dios, Quien es el que combate a favor de los justos, y permite disipar las sombras del temor.

"Hashem es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Hashem es la fortaleza de mi vida; ¿de quién me he de atemorizar?" (Tehilim / Salmos 27:1)

Recomiendo: http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/superar-el-miedo-es-poner-en-su-lugar-al-ego

Profundizando esta semana:

  1. ¿Cuál sería el motivo central del último libro de la Torá?
  2. ¿Por qué se despide Moshé?

Respuestas para la semana anterior:

  1. Porque la tribu de Leví no poseía terrenos propios.
  2. De permanecer activos en su integración e identidad como israelitas

Destellos de la parashá

En general el Sefer Devarim es la despedida del maestro Moshé y su recuento de la historia reciente de Israel.

Moshé les recuerda a los que están listos a ingresar a la Tierra Prometida a nuestros Patriarcas, la total verdad de la Torá, pues ellos fueron testigos presenciales de que Dios participa en el Mundo, y fue Él el que los liberó de Mitzraim y los condujo por las vicisitudes del desierto.
Pero, ahora es tiempo de ser independientes, libres, no estar dependiendo más de la ayuda maternal de Dios.
Y para lograr una verdadera Libertad, el mejor método es contar con una meta clara y caminos de elevación, ambos que son la Torá y las Mitzvot.

El Maestro no quiere que este joven Pueblo olvide sus errores del pasado, pues sabe que es a partir de los fracasos que las personas pueden integrar nuevos conocimientos, adquirir valiosas experiencias, que permiten modificar el futuro, trabajando con conciencia en el presente.

Y también insta a no olvidar al Eterno, pues la confianza en Él, brinda esperanza de que los momentos más lóbregos se transformen en luz.

Si las personas violentan su naturaleza, es decir si pecan (contra Dios y contra la propia esencia de cada uno), los resultados siempre serán perjudiciales, pues, yendo por el mal camino jamás se consigue una victoria real.

A pesar de que la esperanza y la alegría aparezcan como lejanas, Moshé hace hincapié a su sucesor Iehoshúa, y frente a todo el Pueblo, que no hay que temer, pues H’ estará del lado de los justos, luchando sus luchas.

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