Para ser feliz: evaporar al Faraón

El EGO es aquel que bloquea tu bienestar emocional.
Ha recubierto tu Yo Auténtico con cáscaras que impiden o perturban el pasaje de luz (energía) entre fuera y dentro. Distorsiona las imágenes (creencias, ideas, pensamientos, sentimientos). Satura de máscaras que te envuelven asumiendo para sí el poder de tu identidad. Vives en la creencia de que eres tu Yo Vivido, muy lejano a tu Yo Auténtico en realidad.
Esas máscaras se imponen como tu personalidad, pero no son otra cosa que personajes, a los que sientes totalmente verdaderos, singulares, tú mismo, pero lejos están de serlo.

Es cierto, eres una amalgama de Yo Esencial, yo Auténtico y Yo Vivido.
Tristemente nos quedamos con la superficie, la careta, dejando de percibir y atender a lo Auténtico que somos.

Uno de los personajes que te habita, atención que es lenguaje figurado, es al que podemos llamar Faraón interno.
A semejanza del Faraón del relato en Shemot/Éxodo, aquel que esclavizara y sometiera a todo tipo de torturas al pueblo de Dios. Aquel que se atrevió a desafiar a Dios. Aquel que fue apaleado por el “dedo” de Dios y Su “brazo” extendido. El mismo que Faraón que ejercía su poder de manera despótica y sanguinaria, cuando en los hechos era un pobre sujeto, impotente, inestable, carente de toda trascendencia.
A semejanza de ese Faraón hay uno dentro de ti, es una de las manifestaciones de tu EGO que opera en ti, te domina, te mancilla, te debilita, te absorbe las energías, te usa para sus trabajos desquiciados, te impide ser feliz, te niega toda esperanza, te acecha en las sombras con presiones, burlas, amenazas, maldiciones, culpas.
En tu reside esa imagen espantosa, ese personaje formado por tu EGO.
Estás bajo el mando del Faraón interno, el cual se suele aliar con déspotas externos, con maltratadores, traficantes de la fe, líderes religiosos, mafiosos, buscapleitos, y otros patanes que vagan por la tierra.

Es hora de que aprendas a lidiar con este Faraón.
Te invito a que seas por un rato Moshé/Moisés, pues dentro de ti también habita esa imagen, que no es producto del EGO, ni te atormenta, sino que resplandece desde las profundidades de tu ser esencial.
Puedes confrontar a tu Faraón, para reconocerlo en su impotencia, para quitarle todo poder sobre ti, para desbloquear en buena medida algunos de los tropiezos que te impiden disfrutar, crecer, aprender, ser pleno.

Vamos a darle un rostro visible.
Pon delante de ti una pared en blanco, una tela, un papel, un pizarrón, cualquier cosa que sirva como una pantalla vacía en la cual proyectar las imágenes desde tu interior.
Ahora, imagínatelo.
Velo en sus ropajes faraónicos, con sus atavíos de apariencia de poder, con sus rasgos marcados y de presunta nobleza sádica.
Ahora mira sus ojos, descubre el destello de miedo que irradian. Él no quiere que te des cuenta de eso, por ello trata de ver a otro lado, te exige que no lo mires a la cara, pero tú no dejarás que te manipule. Mira directamente a sus ojos, date cuenta del terror que él te tiene a ti.
Sus ojos lo delatan, está lleno de pánico ante ti.
Puede esconderse con su maquillaje, travestirse con sus ropajes de realeza, hacerte creer que tiene poder por estar acompañado de símbolos imperiales y armas, pero realmente es un pobre tipo, impotente, pequeñito, débil, lleno de miedo, que se espanta ante tu presencia.
Se quiere escapar, pero tú retienes allí en la pantalla su imagen.
Observa con más atención, mira los colores, los gestos, las actitudes, ¿te das cuenta de que no es otra cosa que un astuto estafador, un hábil actor, uno que se hace pasar por todopoderoso pero que en los hechos es una sombra quebradiza, humo, debilidad, arrogancia y autoritarismo que sirven como escudo para su pobreza?
Y si eres atento reconocerás que aparte del miedo que le inunda, ese que expresan sus ojos con claridad, también está un poco desquiciado, no anda muy en sus cabales, no es tan racional y coherente como te hace creer su apariencia, su disfraz.
Sí, es cierto, es un pobre tipo que se hace pasar por una autoridad superior… es cierto, es un pobre tipo que está al mando cuando ni siquiera puede mandar en su vida.
¿Lo estás viendo?
Hasta te podría dar pena ahora que eres consciente de su patética realidad.
Ya no te inspira ningún temor, ni respeto, no es más ese súper hombre que decidía por tus cosas, que era el amo de tu vida.
Es un payaso temeroso, aterrorizado.
Un mediocre perezoso que se instaló en el poder porque tú le diste autoridad, porque tú se lo permitiste, porque te dejaste manipular.
Pero en verdad, no es nada, no es nadie.
Es un payaso.
Hasta te puedes dar lugar para reírte de él, ni siquiera se merece tu enojo, ni tu rencor, solamente tu desprecio, tu burla, la cual tiene totalmente merecida.
Velo, contempla con calma, es tal cual te lo he descrito.
Nada puede contra de ti.
No controla tu vida.
No es tu amo.
No tiene ningún poder.
Ni siquiera coordina sus acciones y pensamientos, tan solamente es una pobre figura de humo oscuro que ahora que se hace la luz va desapareciendo.
Sí, se esfuma, es un girón de humo, se desvanece, se hace nada.
De pronto ya ni siquiera te lo puedes imaginar, solamente es un borroso recuerdo de un pasado que ya no volverá.
Contempla la pantalla en blanco, está vacía, el Faraón no existe, ha muerto.
Eres libre.

Cuéntame que sentiste, que pensaste, cómo te sientes a partir de ahora.
Hasta luego.

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