Socios en la Creación
Comienza la parashá, y la Torá, con las palabras:
«En el principio creó Elokim los cielos con la tierra.»
(Bereshit / Génesis 1:1)
El simple significado de las palabras «en el principio» indican que la creación es solamente la primer fase de un proceso, pues donde se nos habla de un principio, necesariamente se nos está indicando la presencia de otros estados, otros momentos posteriores al del principio.
El Eterno creó el universo en su totalidad, pero nos dejó a nosotros opciones como para desplegar potencialidades que se hallan ocultas, durmiendo, a la espera de que nosotros las activemos y las hagamos florecer.
El conocimiento de esta realidad contribuye a remarcar la importancia de la contribución humana, y nos reviste de valor, de estima, de amor.
No somos meros receptores, pasivas vasijas que reciben beneficios que les son ajenos, y por lo tanto son en cierto modo humillaciones para quien las recibe de gratis.
Sino que hemos sido creados para colaborar (desde nuestra modesta y finita posibilidad) en la magna obra de hacer del universo el mejor lugar, en aquello que en el pensamiento hebreo se denomina el tikun olam -perfeccionamiento del universo-.
El Eterno en absoluto precisa de nuestro aporte, pues Él es Todopoderoso, ausente de carencias.
Entonces, ¿para qué nos da la tarea de convertirnos en Sus socios?
La respuesta es bastante simple, a pesar de tratar sobre un tema complejo.
Si solamente recibimos beneficios, y no damos ni hacemos nada de nuestra parte, tarde o temprano sentiremos humillación, pesar, un intenso sentimiento de inutilidad y falta de sentido vital.
Pero, si hacemos algo por conquistar nuestros bienes, aquello poco o mucho que hagamos, es el regocijo que nos dará placer por la obra de nuestras manos.
Lo que ganamos con nuestra acción, es el verdadero placer que finalmente obtenemos.
Así pues, el Eterno nos da un gran trabajo,
ayudarlo a perfeccionar el perfectible mundo,
y de ese modo sentirnos valiosos
y además hacernos dignos y satisfechos de los bienes que obtengamos de parte de Él.
Nuestra parte sustancial en esta sociedad con el Eterno,
está en hacer de lo material,
de Este Mundo,
un lugar para que resplandezca lo espiritual,
para que se perciba un atisbo del Mundo Venidero.
Hacer que emerja lo espiritual sumergido en lo material,
tal es nuestra santa tarea,
nuestra bendición,
y nuestro premio.
En este Shabbat, cuando comenzamos con la lectura anual de la Torá, y cuando releemos el relato testimonial acerca de la Creación del mundo, tenemos una chance más para pisar de un modo diferente, y así andar por camino de mejoría y crecimiento, en lugar de mantenernos en caminos anodinos o distantes.
Tal como el Tzemaj Tzedek, tercer Rebbe de Lubavitch, decía: «de acuerdo a la postura que uno adopta en el Shabbat Bereshit, así será el año siguiente«.
Así pues,
colaboremos con nuestro Socio,
para que esas promesas de paz, prosperidad, seguridad, alegría, independencia, y tantas otras bondades más que se declaran tan a menudo,
dejen de ser promesas y sean realidad.
Como el Zohar enseña: «el Eterno vio dentro de la Torá y creó el mundo; la persona ve dentro de la Torá y mantiene el mundo«.
¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!
Moré Yehuda Ribco
Notas:
-Otras interpretaciones de este pasaje de la Torá, y más estudios los hallan HACIENDO CLIC AQUÍ y AQUÍ.
Relatos, anécdotas y enseñanzas
Entre los jasidim de Jabad cuentan que su primer rabino, Rabí Shneur Zalman de Liady, estudió durante siete años qué era la verdad, los posteriores siete años se dedicó a expulsar la mentira de su vida y durante los siguientes siete años se esforzó por introducir la verdad en su corazón.
Preguntas y datos para meditar y profundizar:
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¿Por qué un hombre instruido, bueno y justo tuvo que ser tan persistente para afianzar la verdad en su corazón?
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Si el Rebbe necesitó veintiún años de trabajo intenso de mejoramiento personal para vivir a la luz de la Verdad, ¿cuánto trabajo nos espera a nosotros?
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El Mundo Venidero en la punta de la lengua
En nuestra milenaria sabiduría se nos enseña: «Quien se dedica a la maledicencia no tendrá parte en el mundo por venir»
(Pirkei de Rabí Eliezer 53).-
De acuerdo a esta enseñanza, ¿dónde se encuentra la salvación del hombre?
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¿Qué ha de hacer y abstenerse de hacer la persona para no alejar de sí dicha salvación?
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¿Cuál es la manera de preservar la lengua del mal?
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La bajeza del altivo
El Talmud nos esclarece: «Rabí Yehuda dijo: Quien se ufana, si es sabio la sabiduría lo abandona; si es profeta, la profecía se aparta de él»
(Pesajim 66b).-
¿Qué sentimiento negativo hacia sí mismo lleva a la persona a ufanarse, a ser vana y altiva?
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¿Por qué aquel que tiene verdaderos méritos, los desperdicia si tiene corazón altanero?
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¿Por qué el orgullo y la Verdad no pueden convivir pacíficamente?
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http://serjudio.com/bereshit/bereshit65.htm