Parasha Vaiera 5761

Mirar atrás

"Y después de haberlos sacado fuera, le dijeron: –¡Escapa por tu vida! No mires atrás, ni te detengas en toda esta llanura. Escapa a la montaña, no sea que perezcas."
(Bereshit / Génesis 19:17)

Estamos conformados por nuestro pasado, y si somos sabios y hábiles también por nuestro futuro; pero, y esto es fundamental, debemos tener claro que lo que debemos vivir es ESTE presente, único e irrepetible.
Hay ocasiones en las cuales mirar para atrás, a lo que se ha dejado a nuestras espaldas, en lugar de resultar beneficioso, redunda en perjuicios; por lo cual, lo mejor en esos momentos es no detenerse en la llanura -en lo corriente y rutinario-, sino continuar hasta la montaña, hasta el sitio elevado que nos permitirá, luego y con calma, reflexionar, darnos la oportunidad para mirar al pasado desde otra perspectiva (desde un lugar distinto), y de esa manera hacer de las vivencias del pasado experiencias positivas para conformar un mejor presente.
Si cuando avanzar debemos, nos detenemos; y donde nos es peligroso quedarnos, acampamos… estamos -quizás- arriesgando la posibilidad de darnos un lapso y un espacio para nuestro provecho y avance positivo.

Shabbat Shalom les desea Yehuda Ribco

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Profundizando esta semana:

  1. ¿Qué ciudades fueron destruidas por sus terribles perversiones?

  2. ¿Dónde se celebro la Akedat Itzjac?

Respuestas para la semana anterior:

  1. Sará, Lot y las personas que ellos habían conquistado a la idea monoteísta
  2. Los extintos pueblos canaaneos, de los cuales no quedan descendientes distinguibles en la actualidad..

Destellos de la parashá

El anciano Avraham Avinu es visitado por el Eterno, en sus representantes, tres enviados con aspecto de vagabundos, que vienen a cumplir cada uno con una misión específica. Uno de éstos debía procurar que la casi nonagenaria Sará pudiera estar apta para concebir y parir un hijo; evento que realmente acaeció, tal cual Dios le prometiera a nuestro patriarca. Esta concepción tardía generaba en las personas un aire jocoso, pues les parecía simpático que una anciana estuviera en condiciones de parir y criar a un hijo, por lo cual, nuestro segundo patriarca recibió el nombre de Itzjac, haciendo alusión al ánimo de gracia que lo acompañaba.

Sin embargo, su vida no fue tan graciosa.
Signada por la envidia de su medio hermano mayor, el hijo de la esclava egipcia Agar; y por las influencias negativas de ésta y su hijo.
Y luego, sin dudas que su vida quedó marcada por la dolorosa prueba a la cual fueron puestos él (Itzjac, a los 37 años de edad) y su padre: el suceso que nosotros conocemos como Akedat Itzjac -la amarradura de Itzjac-.

Empero, podemos reconocer de su historia que es posible hallar un camino de superación y crecimiento incluso cuando las condiciones son totalmente adversas, cuando parece que el destino tiene deparado lo peor, es factible rescatar lo positivo, y elevarse mientras se eleva a los que nos rodean.
Esto lo podemos intuir del verbo que usó el Eterno para solicitarle a Avrham que le dedicara su hijo: laalot -elevar-; verbo que Avraham supuso erróneamente como sacrificar, cuando en realidad Dios pedía de Avraham lo que le pide a cada uno de nosotros, que seamos capaces de elevarnos, de ser mejores, sacrificando, es cierto hay que sacrificar, lo que es desechable en nosotros, los vicios, las actitudes negativas, pero, para que viva y resalte todo el potencial que anida en nosotros.

De esa manera es posible hacer presente –Vaierá- a Dios -la Plenitud- en cada uno de nuestros momentos.

 

http://serjudio.com/dnoam/vaiera61.htm

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