Un joven me preguntó: “more, una pregunta, nosotros somos impotentes o es el EGO que nos hace sentir impotentes ? o sea teniendo al EGO en su lugar podriamos ser como "superpoderosos", es decir, sacar toda nuestra potencialidad ? y seriamos mucho mas eficientes o tampoco la gran cosa?”.
La pregunta puede ser respondida de manera breve.
El ser humano tiene poder bastante limitado, así que en muchas situaciones somos impotentes. Por ejemplo, no tenemos real control sobre otras personas, y apenas si controlamos un poco a nosotros mismos. ¿Cuántos pensamientos cruzan tu mente y tu diriges? ¿Cuántos sentimientos afloran cuando tú lo deseas o desaparecen según tu voluntad? ¿Eres quien maneja tus recuerdos y olvidos según tu deseo? ¿Y tu corazón, late según el ritmo que decides? ¿Y ventilas porque lo controlas? ¿Y tu torrente sanguíneo va por las sendas que tú escoges? Como ves, ni siquiera tienes control sobre tu organismo, apenas sobre una parcelas aquí y allí. Por lo visto, son las glándulas con sus hormonas más jefas de tu hogar que tú voluntad o decisión. ¿No? Y si hablamos de cosas fuera de ti, o dentro tuyo pero que no eres tú, tales como bacterias, virus, hongos, otros parásitos que te habitan, ondas electromagnéticas que te atraviesan, células cancerosas, en fin… ¿y el clima? ¿Cuántas ves el sol brilla porque tú lo has decretado? ¿Y el dólar, cotiza según tu beneficio personal? ¿Y el vecino que no para de armar ruidos a plena madrugada? ¿Y tu mascota que te muerde zapatos, medias y lo que se le ocurra? ¿Y el señor político que legisla sin importarle si te viene bien o no? ¿Y tu quipo de fútbol, que está allí naufragando en medio de la tabla hacia abajo? Y podría seguir con la lista para que vieras que poco que controlas, que tan impotente eres.
Al mismo tiempo, el hombre tiene –como especie- un enorme poder.
El león, el oso, el tiburón, hasta el perro de la esquina te pueden comer de un bocado, y por más que trates de escapar o enfrentarte a mano limpia contra ellos, seguramente terminarías en sus tripas. Pero el hombre ha inventado herramientas que potencian su escaso poder físico. Entonces, no solamente le ganamos al animal que nos ataca para defenderse o alimentarse, sino que arrasamos con especies enteras, a veces solo por diversión, otras por estupidez. Y llegamos a la Luna, y pronto a Marte en vivo y en directo, y enviamos sondas a otras partes del Cosmos, y nos sumergimos hasta donde el cuerpo no puede resistir. E ideamos maneras de disfrutar de los bienes del mundo, e incluso hasta podemos hacer uso sin devastarlo, si quisiéramos. Y descubrimos, a veces queriendo y muchísimas otras sin querer, modos de prevenir enfermedades, disminuir sus daños o curarnos. Y luchamos con valentías hasta el último minuto del partido, cuando vamos perdiendo, y en la última jugada coronamos nuestros empeños con ese gol que trae el empate y nos llena de satisfacción. Y dejamos testimonios de nuestra presencia, para bien o para mal, para que siglos después se nos recuerde y se comente acerca de nuestra pasada existencia. Y soñamos con mundos fantásticos, donde jamás hombre ha estado antes, y viajamos en imaginación hasta allí, en naves inexistentes pero que podrían presagiar el futuro. Y cantamos, y bailamos, y construimos, y jugamos, y compartimos… y… sí, el hombre desde su pequeño poder puede potenciarlo y alcanzar grandes poderes.
Muchos más podría si armonizara su multidimensionalidad, si se unificara internamente y de esa manera se unificara con lo exterior.
¡Cuántas posibilidades tiene el hombre, pero cuán poco puede hacer al mismo tiempo!
¿Qué hacer entonces?
¡Lo mejor!
Pero no pretender ir más allá de donde en verdad podemos llegar, en especial cuando de relacionarnos con otro se trata.
Y disfrutar del momento, del aquí y ahora, sin despreciar el porvenir, porque es la manera correcta de vivir.
Por otra parte, cuando tenemos algo de poder el EGO suele hacer que no lo aprovechemos. ¿Cómo? Nos hace sentir impotentes, con menos dominio del que en potencia tenemos; o llevarnos al fracaso por hacernos creer que tenemos “súper poderes” y entonces tropezamos con la realidad que nos demuestra la falsedad de nuestra ilusión. En ambos casos solemos terminar derrotados.
el Ego es algo interno… no es un señor o entidad externos que nos amenaza o nos ataca… para detenerlo debemos identificarlo en nuestro interior… debemos descubrir nuestro real Yo para poder diferenciarlo del Ego… las personas suelen siempre caer en el error de materializar y colocar como algo ajeno a ellos sus procesos mentales…
exacto. pero es un error propiciado por como funciona el EGO, precisamente, requiriendo la ayuda externa… es complejo, pero posible de enteneder.
pero para hacerlo, hay q des-aprender mucho y tener humildad para no continuar cargando la mochila y propagar su contenido toxico.
gracias mr. W.