Un atento lector y amigo me ha consultado varias veces sobre la dificultad que tiene para definir qué es el YO.
Puesto que comprende que hay un yo sobrenatural, una chispa divina, el espíritu, al que nosotros denominamos Yo Esencial, la clásica NESHAMÁ.
Y entiende que hay un Yo Vivido, formado por nuestras experiencias, memorias, deseos, creencias, pensamientos, el producto del EGO, instintos, etc. Es decir, lo que se supone es la personalidad.
Esto en lo básico, sin bucear demasiado.
Pero para el buen amigo, así como para muchos más supongo, el asunto ya se convierte en chino más o menos. Porque ve los dibujitos, tiene claro que ahí dice algo, pero es incapaz de darse mucha idea de qué va.
Como sea, el quiere tener bien claro que “yo” es ese “yo” que mencionamos cuando decimos “yo”.
La primer respuesta, la más obvia es aquel que contiene nuestros recuerdos y podemos acceder a ellos, o que éstos nos afectan desde una zona inaccesible para el razonamiento pero que bien activa es. Ese yo que percibe con los sentidos, que siente, que sufre, que se deleita, que goza, que se derrite de vanidad y odio, que cela, que agradece, que tiembla de frío, que se estremece de miedo, que come, se reproduce, idea, crea, cree, ofende, maltrata, es víctima, duerme y va al baño. Ese es el yo al que comúnmente llamamos yo.
Ese Yo Vivido que debiera tomar conciencia de que no se acaba en esa realidad finita, limitada, escasa, que es la vida en el aquí y ahora, en pocos años hacia el pasado, un misterio de lo que resta para su futuro.
Ese Yo Vivido que de despertar intuye o reconoce que es parte de un algo superior, que es más bello y perfecto, pero al mismo tiempo inaccesible e incomprensible. Que forma parte del Yo Esencial, sin serlo.
Entonces, ya respondimos la pregunta del querido amigo.
Sin embargo, no olvidemos al Yo Auténtico.
Expliquemos: cuando el Yo Vivido va desarrollando su potencial en todas las dimensiones, por ejemplo lo positivo que es susceptible de manifestar de la herencia genética a través de la conducta, así como cuando la acción (pensamiento, palabra, acto) está en sincronía con la NESHAMÁ, entonces el Yo Vivido va posibilitando el descubrimiento del Yo Auténtico. Pasamos a ser el Yo Auténtico, que es el máximo nivel de presencia de la NESHAMÁ en este mundo.
Por supuesto que tanto el potencial genético como la identidad esencial no son cognoscibles por el hombre, al menos con las herramientas y conocimiento actuales.
Por tanto, la tarea de descubrimiento de la persona no tiene fin, pero si finalidad.
Para concluir y volver a decir, pues es una lección muchas veces compartida: el idioma de la NESHAMÁ es el AMOR, por tanto la conducta ética. La logramos conociendo los preceptos que nos corresponden, sean los Siete para cada uno de los gentiles, o lo que toque cumplir de los 613 para los judíos. Y con más sencillez, viviendo de tal modo de construir SHALOM en todo momento, interno y externo. Esto se logra con acciones (pensamiento, palabra, acto) de bondad y justicia.
Te deseo que estés disfrutando de un Yo Vivido saludable, cada día más parecido a tu Yo Auténtico, en la tarea infinita (mientras vivamos) de aprender a ser quien ya somos.
Para esto tenemos a mano la Inteligencia Espiritual, para ayudarnos a descubrirnos y disfrutar de lo permitido.