Ser integrado

Muchas veces nos esforzamos en tapar alguna característica personal que evaluamos como negativa o mala. Dedicamos mucha energía a aparentar lo que no somos ni sentimos. Tratamos de que los demás no nos descubran. Damos cientos de vueltas y hacemos muchos malabares intentando dar una imagen diferente, presumimos que mejorada.
Y al final resulta que los otros te han descubierto hace rato, y aunque no te han dicho nada, se han dado cuenta de tus piruetas y lo que mal esconden.

Queremos ser parte de algún grupo, por lo que buscamos con desespero que los demás nos aprueben.
Aunque eso nos cueste enormes sacrificios y caminar en contra de lo que sabemos/sentimos es la senda correcta.
Incluso si nos llenamos de caretas y disfraces que nos separan de nuestra identidad, pareciera como si no importara, en tanto alguien nos aplauda, alguno se acuerde de nosotros, nos presten atención, nos acepten para ser parte de un “algo”.
Dejamos la autenticidad a cambio de figurines.
Somos simuladores, engañando a otros, engañándonos, al punto de creernos nuestras propias farsas.
Es triste que estemos perdidos en esos carnavales, cuando los otros quizás ya saben que es todo una fantasía, menos nosotros, que nos empecinamos en mantener el show en marcha.

Puede ocurrir que los otros no se da cuenta de la charada, o prefieren no hacerlo, o tal vez les convenga no decir nada.
Entonces estamos convencidos con gran fe que somos esos personajes que actuamos.
Cada vez más lejos de nuestra identidad, asumiendo diferentes identidades, de acuerdo a lo que nos acomode a ese grupo al que anhelamos pertenecer.

¿Valdrá la pena ser aceptado por lo que no somos, o mejor ser rechazado por lo que somos?
Al actuar una vida ficticia, ¿no estamos fuera del mundo, desconectados de la realidad?
Porque si formamos parte de un grupo al tener que despojarnos de nuestro ser, no vivimos en verdad.
Si estamos excluidos por ser leales a nuestra identidad, ¿cómo desplegar nuestro potencial social?

Aprendamos a integrar TODO nuestro ser, sus cinco dimensiones: física, emocional, social, intelectual y espiritual.
Tomemos en cuenta nuestras virtudes como también los defectos, somos ambas colecciones.
No tratemos de negar lo negativo, porque eso solamente nos devora energías y fortalece los rasgos oscuros. Admitamos nuestras faltas, pero no accionemos a partir de ellas. Mejor es que a partir de esto avancemos hacia otro estado de conciencia, de nuestro ser, y de maneras de actuar en la realidad. En un verdadero proceso constante de TESHUVÁ, que es esencial.
Usemos nuestras máscaras del Yo Vivido para que sintonicen con nuestro Yo Auténtico y sirvan como vehículos de éste, y no como intento de engaño a otros y a nosotros mismos.
No tengamos miedo de nuestros miedos, pero tampoco hagamos de cuenta que no existen o que se irán simplemente por el paso del tiempo. Tenemos a nuestra mano herramientas para crecer, incluso en lo que parece impotencia.
Si negamos lo que existe y por ello no realizamos las tareas necesarias para integrar y mejorar, ¿estaremos mejor?
Si nos hacemos los distraídos, ¿las cosas se solucionarán por sí mismas?
Si nos disfrazamos para ser aceptados y terminamos viviendo una vida amargada, detrás de máscaras de risotadas y de ser buenos, ¿qué estamos sembrando y qué cosechando para deleite aquí y en la eternidad?

Construir shalom en todo momento, interno y externo.
¿Cómo?
Apartándose de lo negativo y haciendo lo bueno Y justo.
Disfrutando de lo permitido, sin aferrarse a nada.
Seguramente que hay altibajos, retrocesos, inconvenientes, es una tarea que no tiene más que instantes de calma; porque estamos como en un fuerte río, el cual no deja de fluir. Si dejamos de remar, nos lleva la corriente. Si lanzamos el ancla, nos quedamos paralizados. Si remamos sin pausa, nos agotamos. Tenemos que construir shalom, eso es todo.

Dejar de llorar, gritar y violentar físicamente, y/o desconectarse de la realidad (o cualquiera de sus derivados).
Porque ante las impotencias pequeñas y grandes, diarias y constantes, no obtenemos poder actuando de la manera instintiva irracional.
Es momento de integrar nuestras cinco dimensiones, haciendo que la unidad interna se expresa en unidad externa.

Es todo un reto, pero que vale el esfuerzo vivir.

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Shaul Ben Abraham

Definitivo: no hay nungun atributo personal malo en sí mismo, sino mal aplicado.

Jonathan Ortiz

Vivir, en todo el sentido de la palabra, cuesta. De alli que muchos prefieran hacerlo a medias, haciendo segun el gusto de otros, o lo que creen que a otros les gusta. O dejando que la vida les pase, repitiendo errores generacionales y dejandolos como legado para las siguientes generaciones.

Gracias Moré

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