Escuchar el sonido del shofar es LA mitzvá de Rosh Hashaná.
Tiene varios motivos, propósitos y simbolismo.
Esta vez quiero destacar un solo aspecto.
El primer toque tradicional del shofar es como un grito intenso, desde lo profundo del alma, que busca romper el bloqueo emocional y abrir caminos para poder movilizar las emociones que tenemos atragantadas, escondidas, negadas.
Viene el sonido rompedor de la tekiá para abrir la brecha y mover lo que está estancado y no hemos sabido, o no hemos podido, destrabar de otra forma.
Porque a veces las palabras no alcanzan, no sirven, no existen para expresar el sentimiento.
Este golpe potente de la tekiá es el grito interno del alma judía clamando por el Creador del mundo, reconociendo nuestra conexión inquebrantable y pidiendo su auxilio en este despertar de la conciencia.
El estallido sonoro, sin palabras, que parte de las profundidades del corazón y recorre el interior hasta llegar a la médula del Todopoderoso.
Buscamos que el Rey nos dé una mano en rescatarnos de la prisión en que está nuestra alma, porque sabemos que Él también es nuestro Padre y nos ama.
Luego viene el sonido quebrado del shevarim, que es como un sollozo, un quejido, un lamento. Estamos pudiendo expresar nuestros sentimientos, en el dique que se está comenzando a derramar para que fluya la energía contenida y nos liberemos.
Más tarde viene el llanto sonoro de la teruá, mismo un llanto, el desborde que por fin se ha conseguido y con ello redimirnos del pesar que estábamos cargando.
Sacamos para fuera esas piedras que habíamos acumulado en nuestra mochila, y que nos estaba angustiando, paralizando, mortificando.
Ahora nos sentimos más ligeros, más ágiles, más despiertos, más vivos.
Es entonces que nuevamente brota la tekiá, similar a la inicial pero con un valor totalmente diferente. Ahora es el resoplido de alivio, es la exhalación luego de la fatiga. Un grito exaltado, liberador, que ha encontrado la manera de canalizar la energía que estaba atrapada y permitirnos encarar la vida de una mejor manera.
Luego viene el silencio, antesala de la alegría que por fin podremos disfrutar.
Con el equilibrio que hemos conseguido a través del proceso redentor, de antiquísima inteligencia emocional, como lo es el toque tradicional del shofar.
Si este estudio te ha servido, agradécelo de la mejor manera posible: http://serjudio.com/apoyo el beneficio será todo tuyo, pues Dios lo tomará como que te estás asociando a Su obra de traer pronto al Mashiaj.