Resp. 3504 – Imanuel

Shalom,
"¡Bendito el que viene en el nombre del Eterno!" (Tehilim / Salmos 118:26).
Bienvenido y gracias por enviarnos su interesante misiva.

A ver.
Usemos el cerebro, que para algo Dios no ha concedido la inteligencia.

Si la profecía de Isaías fue dirigida al rey judío Ajaz, y el dedo del profeta estaba señalando directamente a su esposa que estaba encinta en ese momento, sin siquiera ella saberlo.
Y la profecía estaba referida al niño en el seno de esa mujer.
¿Quién es ese niño?

La respuesta es obvia.
Ezequías, el hijo de Ajaz.

Entonces el misionero, o el trasnochado confundido por la preversión del Nuevo Testamento dirá: "Ah, pero no se llama Imanuel, se llama Ezequías". Creyendo el superficial declamador de panfletos idolátricos que está apuntando a una revelación trascendental.
Y ciertamente lo único que está demostrando es su vacío intelectual y negrura espiritual.
Pues, hasta un niño pequeño que ha sido instruído pobremente en Tanaj sabe que el rey Ajaz fue espantosamente rebelde en contra del Eterno, que su accionar llevó a poblar de idolatría y maldad hasta el mismo atrio del santo Templo del Eterno. En su reinado parecía como que si Dios no estuviera con Su pueblo, con Israel. ¡Si hasta se negó a aceptar las señales proféticas que directamente le estaba enviando el Eterno por medio de su profeta Isaías! ((2 Melajim / II Reyes 16, o el mismo capítulo 7 de Isaías es clara demostración de esto.))
Pero, el hijo Ezequías era como el sol del mediodía ante la noche escabrosa de su padre.
Ezequías era fiel servidor del Eterno, estudioso de Su Torá, cumplidor de Sus mandamientos. Eliminó la podredumbre de la idolatría, quebró altares, eliminó misioneros y otros estafadores de la fe, limpió el profanado Templo. Rescató el santo Nombre del Padre celestial del fango en que lo había querido hundir su padre.
Preste atención:

"Jizkiá [Ezequías] puso su esperanza en el Eterno Elokim de Israel. Ni antes ni después de él hubo otro como él entre todos los reyes de Yehudá [Judá], porque fue fiel al Eterno y no se apartó de Él, sino que guardó los mandamientos que el Eterno había mandado a Moshé [Moisés].
El Eterno estaba con él, y tuvo éxito en todas las cosas que emprendió."
(2 Melajim / II Reyes 18:5-7)

Es por esto que su nombre, el nombre que él se construyó con sus acciones, es IMANUEL: Dios está con nosotros, puesto que su obra predicaba la divina Presencia, y era testimonio de la existencia y providencia celestial.
Asímismo, el Eterno estaba con él, y no hubo como él entre los reyes, lo que denota que para el pueblo él era la evidencia de que Dios estaba en medio de Su pueblo, Israel.

Si le quedan dudas pertinentes, hágalas llegar.

Iebarejejá H’ – Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom.

Moré Yehuda Ribco