Resp. 3561 – De tefilín

Shalom,
«¡Bendito el que viene en el nombre del Eterno!» (Tehilim / Salmos 118:26).
Bienvenidos y gracias por enviarnos su interesante misiva.

Hay varias tradiciones respecto a la manera de enrollar la cinta de los tefilín en la mano y dedos, yo les diré una basada en la tradición ashkenazita.

Cuando se va a ajustar la cinta del brazo se pronuncia: Baruj atá Ad-onai E-loheinu melej aolam asher kidshanu bemitzvotav vetzivanu leaniaj tefilín.

Da siete vueltas completas en el brazo, desde el codo hasta la muñeca.

Cuando se está por ajustar la cinta de la cabeza dice: Baruj atá Ad-onai E-loheinu melej aolam asher kidshanu bemitzvotav vetzivanu al mitzvat tefilín.
Y añade de inmediato: Baruj shem kevod maljutó leolam vaed.

Da tres vueltas en el dedo medio, primera falange, segunda falange y cruza para volver a la primera, luego termina de ponerse en la mano.

Con cada una de las tres vueltas en el dedo, dice una de estas frases:
Veerastij li leolam.
Veerastij li betzedek ubemisphat u bejesed uberajamim.
Veerastij li beemuna veiadat et Ad-onai.

Todo de los Tefilín está cargado de intensidad espiritual y simbolismo profundo.
Tanto su confección, su manera de usarse, sus partes, etc. contienen enseñanzas y misterios que nos conectan con la trascendencia.
Seré breve ahora al exponer el simbolísmo de las siete vueltas del brazo y las tres del dedo.

Las siete vueltas en el brazo representan la siete midot, características, mundanales que nos permiten realizar, concretar los preceptos que el Eterno nos ha encomendado. Son la manifestación del brazo que actúa bajo las órdenes del Eterno, para ordenar la realidad, para darle sentido a la existencia, para traer santidad a Este Mundo. Está el brazo que dirige el deseo del hombre y está el brazo que dirige la divina Voluntad. La primera a veces crea, pero muchas veces destruye; en tanto que la segunda, la que está alumbrada por los mandamientos de la Torá, solamente edifica, corrige, perfecciona el mundo.

Las siete vueltas en el dedo medio representan las tres midot superiores, intelectuales y espirituales, que nos vinculan con el Padre celestial. Son como anillos de boda, entre el Novio celestial, el Eterno y Su amada, la nación de Israel. No en vano las tres frases que expresamos mientras enrollamos en el dedo apuntan a la relación matrimonial entre Dios e Israel, una relación basada en amor, respeto y fidelidad.

Si le quedan dudas pertinentes, hágalas llegar.

Iebarejejá H’ – Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom.

Moré Yehuda Ribco