La parashá Vaikrá es la primera del libro que lleva el mismo nombre, conocido como Levítico en español, que es el tercero de la Torá.
Su nombre hebreo significa “y llamó” y se refiere a cómo Dios llamó a Moisés para enseñarle las leyes de los korbanot, que se suele traducir como “sacrificios”, también como “ofrendas”, pero que en realidad no tiene una traducción directa y simple al español. Si te interesa conocer más sobre esto, te recomiendo estudies el siguiente texto: https://serjudio.com/lugares/templo/emor-5778-profetas-y-korbanot
Algunos de los temas que se tratan en esta parashá son:
- Los diferentes tipos de korbanot que se pueden traer al altar: de elevación (olá), vegetal (minjá), de paz (shelamim), por el pecado (jatat) y por la culpa (asham).
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Las condiciones y requisitos para que los korbanot sean aceptables, como el estado de pureza del que las ofrece, el tipo y calidad de los animales o vegetales usados, y el modo de preparación y presentación.
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Las prohibiciones de consumir sangre o cierta grasa animal.
Como en el libro de Vaikrá tiene fuerte incidencia el tema de los korbanot, vamos a señalar algunos aspectos clave de los mismos.
- El korbán visto como un acto de gratitud a Dios por sus beneficios y su misericordia. Al ofrecer algo de valor, se expresa el reconocimiento y el amor hacia el Creador.
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El korbán es un medio para expiar los pecados y restablecer la armonía con Dios. Al ofrecer un animal o una planta como sacrificio, los judíos simbolizan su arrepentimiento y su deseo de purificación, siendo en realidad lo más importante el sincero arrepentimiento, la nulificación del mal deseo en el corazón, el compromiso por llevar una vida corregida. El korbán, sea animal o vegetal, es solamente un instrumento, no es la finalidad, ni tampoco el aspecto principal en este movimiento de reconciliación con la propia conciencia y con Dios.
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El korbán es una forma de acercarse a Dios y fortalecer la alianza con Él. Al ofrecer una parte de lo que posee, la persona muestra su fidelidad y obediencia. Recordemos que las verdaderas intenciones Dios las conoce, no hay manera de engañarlo, por tanto, aquellos que llevaban korbanot de manera embustera, podían engañar al cohén y a las otras personas alrededor, pero no a Dios.
¿Te gustaría saber más sobre alguno de estos temas?
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