El hombre es un ser multidimensional: espíritu, mente, sociedad, emociones, cuerpo.
Los mandamientos que Dios ha ordenado a cada cual, Siete para los gentiles, 613 para el pueblo judío, proveen del mecanismo para armonizar nuestras dimensiones, llevarnos a la plenitud, de acuerdo a lo que nuestra esencia espiritual necesita.
Al judío no le basta con los Siete para las Naciones, sino aquellos que corresponden que cumpla de los 613.
Al gentil no le aporta directos beneficios espirituales cuando toma para sí mandamientos que son de los judíos, aunque de alguno de ellos puede obtener gratificaciones parciales en una u otra dimensión. Y sí puede ocurrir lo contario, que usurpe mandamientos de los judíos que tiene prohibido, y esa infracción lesione su integridad, lo aleje de su esencia, le nuble la conciencia, lo someta aún más al dominio del EGO. Es por ello que el gentil debe evitar propasarse en su anhelo por las cosas “de Dios”, no sea que por ansiar lo que no le pertenece, aunque sea con buenas intenciones, termine fracturado, en exilio, perdido, en esclavitud.
Mira lo que pasó a sacerdotes de Dios, hijos del Sumo Sacerdote, amados de Dios:
"Nadab y Abihú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, pusieron en ellos fuego, pusieron sobre él incienso y ofrecieron delante del Eterno fuego extraño que Él no les había mandado.
Entonces salió fuego de la Presencia del Eterno y los consumió. Y murieron delante del Eterno."
(Vaikrá / Levítico 10:2)
Si esto pasó con esta buena gente, llena de buenas intenciones, de familia “sagrada”, conocedores de Dios, imagínate que no pasará con el gentil que presume poder tomar para sí del patrimonio judío, y creerse más “santos” con esa intromisión y vergonzosa conducta…
No querido amigo, no añadas lo que no te corresponde. No dejes que el EGO te haga creer que serás más “santo” por usar lo que no es tuyo, por disfrazarte de judío, por tomar para tí preceptos que no tienen permiso tomar.
Pobres las almas de mesiánicos, netzaritas, falsos judíos todos ellos, así como los que se hacen pasar por descendientes de las tribus perdidas, o lo que se hacen pasar por judíos porque su apellido esto o aquello, o porque algún pariente emigró de España hacia América hace siglos. Pobres de ellos, gente perdida, esclavizada, tiranizada por el EGO, presos de religiones.
Viven en el infierno en este mundo y se preparan un infierno para la eternidad.
Cuando lo cierto es que el camino que Dios ha marcado para los gentiles es perfecto, es bello, es santo, es completo.
El noajismo es la respuesta a la mayoría de los males que aquejan a este mundo.
El noajismo es la clave para hacer de este mundo un paraíso terrenal.
Sin usurpar mandamientos de los judíos, ni tradiciones judías, ni modos que se acostumbra asociar con lo judío.
Lo judío es para los judíos, lo noájida para los gentiles.
Eso es lo que Dios ha decretado, por siempre.
Tengamos cuidado, no seamos como Nadab y Abihu que por querer hacer de más, llenos de buena onda, terminaron incinerados, irreconocibles, perdidos.
Ahora, conoce tu identidad espiritual, ámate, cuídate, vive a plenitud y comparte este mensaje de vida eterna con tus hermanos y con los extraños.