Melki-tzedek, Abraham y Moshé

“Melki tzedek”, NO ES un nombre, es el título de realeza que recibió Shem hijo de Noaj cuando gobernó la ciudad estado de Shalem, en la zona de la actual Jerusalén.
Él decidió ser “sacerdote”, cosa que era lo habitual entre los reyes de su época y región. En su caso adoraba al Dios altísimo, aquel que lo había salvado del Diluvio junto a su padre y familia.
No tenía potestades especiales de parte de Dios, no era profeta, no era representante de Dios, sino un monoteísta comprometido con Dios, que con errores y virtudes trataba de mantener el legado noájico, ese que hoy en día está renaciendo y reviviendo en la conciencia de los gentiles que aman a Dios. Es un exponente del noajismo, modo de vida sagrado, creado por Dios para la vida y eternidad de los gentiles. (Más información en FULVIDA.com).

Abraham es el primer patriarca hebreo. NO ES patriarca de los cristianos, ni “de la fe”, sino de los judíos y de los ismaelitas. NO ES el primer monoteísta de la historia. Tampoco es el primer judío. Él era noájida, pero dedicó su vida al Eterno de modo completo, por lo cual Dios prometió que de su descendencia haría un pueblo especial, que tendría un pacto eterno y sagrado, el mismo pacto que mantiene desde hace milenios el pueblo judío con Dios.
Shem era un antepasado suyo.

Moshé fue el líder de Israel durante la salida de Egipto y en el transcurso de la travesía por el desierto  hasta llegar a la Tierra de Promisión.
Se destacó por ser el máximo exponente de los profetas, ninguno hubo o puede haber que lo supere en profecía.
Fue quien recibió directamente de Dios el texto de la Torá, la cual puso por escrito, así como trasmitió los fundamentos de la Torá Oral.
Fue bajo su liderazgo que Dios cumplió la promesa hecha a Abraham y los patriarca, de que Israel tomaría un lugar especial en la historia del mundo, y se consagraría por toda la eternidad como un pueblo diferente, santo, con un pacto único con Dios, que nunca podría ser quebrado ni reemplazado por nada ni nadie.
Abraham era antepasado suyo, al igual que lo es de todos los judíos.