Está escrito en la parashá: “Guardarás lo que sale de tus labios…” (Devarim / Deuteronomio 23:24)
“La señora A. fue de visita a la casa de su vieja amiga la señora B., a la cual no veía desde hacía mucho tiempo.
Charlaban animadamente de esto y aquello.
En un momento la dueña de casa menciona llena de disgusto: ‘¡Ay, esta vecindad, es de lo peor! Mira, toma como ejemplo mi vecina de aquí al lado. ¡Es una desprolija! De seguro tiene su casa todita desordenada, a sus hijos desaliñados y sucios… eso sin comentar como los debe matar de hambre… ¡Es terrible! ¡Qué desgracia la mía vivir en este vecindario! ¡Con estos vecinos!… Mira, si quieres lo puedes comprobar por ti misma, echa una ojeada a sus sábanas, toallas y otras prendas colgadas allí fuera, verás que feas manchas negras las decoran… ¡es espantoso!’
La señora A. se incorpora, y se aproxima a la ventana. Da una mirada fuera, y señalando el vidrio comenta: ‘Querida, yo creo que esa ropa allí tendida está impecable… lo que deja mucho que desear es la limpieza de tus vidrios… ¡tienen unos manchones impresionantes!’”
Según la Torá, tanto lo que entra a nuestro cuerpo a través de la boca, como lo que sale, debe estar a nuestra altura moral.
Es por eso que tenemos los reglamentos del cashrut -alimentos permitidos-,y también existen las reglas que nos exigen guardar lo que hablamos.
Tanto lo que prometemos, juramos, atestiguamos o simplemente decimos.
Es que, lo que sale de nuestra boca, en general, no es más que un reflejo de lo que estamos siendo… y se espera que seamos puros y dignos como para merecer recibir el nombre de Hijos de Dios.
Destellos de la parashá
Sidrá 49ª de la Torá; 6ª del sefer Devarim.
Entre pesukim 21:10 y 25:19.
Haftará en Ieshaiá 54:1-10.
Esta es una parashá excepcionalmente poblada de mitzvot (74 en total), de las cuales la mayoría son aquellas cuyo objetivo primordial es el prójimo (ben adam lajaveró).
Y estas numerosas mitzvot tratan de diversos temas, que incluyen, por ejemplo, el relacionamiento con personas de otras nacionalidades, el comportamiento en la guerra, los tratos económicos, la educación de los hijos, el cuidado de los animales, el respeto a los esclavos, la justicia, y varias temáticas más.
Podría llamar la atención a los que consideran a la Torá como un libro "religioso", este hecho, pues sería más lógico que Dios fuera el tema central en un libro cuyo sentido es la relación con Dios, y Su Revelación.
Sin embargo, como el judaísmo declara, y la misma Torá enfatiza, no es posible llegar a Dios si dejamos de lado al otro, a ese que es nuestro prójimo, e incluso a aquel que es bastante diferente a nosotros.
Por lo cual, si nos preguntáramos qué es lo que da a la Torá su naturaleza de libro realmente "religioso"; podríamos contestar que no es lo que se cuenta acerca de Dios y Sus maravillas, o las mitzvot cuyo objetivo es la relación con Él, sino que es precisamente la importancia capital que se le da a la armonía que se debe hacer prosperar en la sociedad, entre las personas, entre tú y yo.