La costumbre sefaradita es comenzar a recitar la Selijot desde el inicio mismo del mes de Elul, cada noche y continuarlas hasta Iom Kipur.
La costumbre ashkenazita establece dos reglas básicas para el día de inicio de Selijot:
1. Empieza siempre la primera noche de la semana, o sea, el domingo, es decir, a la salida del Shabat.
La idea es comenzar el domingo para tener la ventaja adicional de comenzar la apelación mientras aún estamos envueltos en la santidad de Shabat. La idea es comenzar a la medianoche (en hora halájica, que no siempre coincide con la del reloj) para aprovechar todos los momentos posibles de preparación para el Día del Juicio.
2. Se deben decir Selijot por un mínimo de 4 días antes de Rosh haShaná.
Así se logra imitar el proceso de preparación de 4 días al que se sometió un sacrificio de Korbán antes de poder ofrecerlo en el mizbeaj, el altar de las ofrendas en el Templo. Por tanto, entre ese domingo y Rosh haShaná no hay suficientes días, se comienza la semana anterior.
Es costumbre de algunas comunidades ashkenazitas seguirlas hasta Iom Kipur, en tanto que otras la finalizan con la llegada del Iom ha Dín.
Apuntemos aquí que en Rosh haShaná No se dicen Selijot, no corresponden con este día tremendo del Juicio de cada persona del mundo.
Es costumbre muy extendida entonar hermosas e inquietantes melodías para buena parte de las Selijot, cada uno de acuerdo a la región de sus ancestros o con aquellos que ha aprendido. Recordemos que no es habitual que las melodías sean idénticas entre sefaraditas y ashkenazitas, pues se han visto grandemente influenciadas sus músicas por aquellas acostumbradas en sus zonas de residencia. Así pues, a los de origen español no es extrañarlo reconocerle tonadas del muy remoto medioevo español; aquellos que provienen de regiones influidas por la cultura arábiga, no será extraño descubrirles melodías de aquellos lugares; en tanto que las melodías eslavas o alemanas se han atrincherado entre las familias del extenso Ashkenaz. Y no nos detenemos a considerar los de otras partes del mundo, que traen sus propias influencias culturales, y no solo a la hora de cantar sus Selijot o cualquier otro poema, liturgia o rezo.
Como sea, lo correcto sería recitar las Selijot sin mucho canto, aunque esto no sea lo más habitual, pues muchas melodías ya se han convertido en puntos focales de interés y atención. Pensemos simplemente en el Adón haSelijot tan, pero tan famoso y alegre.
La médula de las Selijot son los TRECE ATRIBUTOS Divinos de la Misericordia:
«וַיַּֽעֲבֹ֨ר יְהוָ֥ה ׀ עַל־פָּנָיו֮ וַיִּקְרָא֒ יְהוָ֣ה ׀ יְהוָ֔ה אֵ֥ל רַח֖וּם וְחַנּ֑וּן אֶ֥רֶךְ אַפַּ֖יִם וְרַב־חֶ֥סֶד וֶֽאֱמֶֽת :
נֹצֵ֥ר חֶ֨סֶד֙ לָֽאֲלָפִ֔ים נֹשֵׂ֥א עָוֹ֛ן וָפֶ֖שַׁע וְחַטָּאָ֑ה וְנַקֵּה֙ לֹ֣א יְנַקֶּ֔ה פֹּקֵ֣ד ׀ עֲוֹ֣ן אָב֗וֹת עַל־בָּנִים֙ וְעַל־בְּנֵ֣י בָנִ֔ים עַל־שִׁלֵּשִׁ֖ים וְעַל־רִבֵּעִֽים:Pasó el Eterno frente a Moshé y proclamó: –¡el Eterno, el Eterno, Elohim compasivo y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad, que conserva su misericordia por mil generaciones, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado; pero que de ninguna manera dará por inocente al culpable; que castiga la maldad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación!»
(Shemot/Éxodo 34:6-7)
Los mismos Selijot capturan las esperanzas y las lágrimas de generaciones mientras suplicaban al Eterno por protección, perdón y benevolencia continuos. Destacando todo el servicio está la repetición de los 13 nombres del Eterno mientras manifiesta Su amor, compasión y misericordia por Su pueblo y el universo.
Los nombres con los que nos referimos al Eterno describen cómo deseamos que el Eterno se relacione con nosotros en un momento dado. Enseñada a Moshé después del Becerro de Oro, esta fórmula de 13 nombres evoca la misericordia del Eterno.
Al escuchar, al recitar, una silenciosa sensación de expectación desciende sobre la congregación.
El Día del Juicio ya casi está aquí.
El corazón debiera llenarse de emotivas energías, siempre positivas; al tiempo que en la mente deberían retumbar cuestiones tales como: ¿Estoy listo? ¿Hice todo lo que está de mi parte hacer? ¿Me preparé con algo más que lo externo para estas fechas? ¿Aprendí la lección que debía aprender este año? ¿Ha valido la pena que Dios me regalara otro año? ¿Qué puedo hacer para ser una versión mejorada de mí mismo? ¿Cuándo dejaré las excusas para ponerme a hacer lo que soy responsable de hacer? ¿Si no es ahora, cuándo? ¿He aceptado los consejos de los sabios? ¿Seguiré empedernido en mi torpeza? ¿Pretenderé que tengo la razón todo el tiempo? ¿Me atreveré a pedir perdón, sincera y completamente, al prójimo al que he lastimado?
Estas son algunas de las ideas que debieran cruzar por nuestra mente durante los días de recitado de Selijot, para estar mejor preparados para el Día ominoso del Juicio, el cual es Rosh haShaná. Entonces iremos ante el tribunal celestial, todos y cada uno, para ser juzgados con lo que nos tocará «en suerte» para el año que arranca.
Esto debería fomentar en nosotros una abrumadora sensación de vulnerabilidad y con ello bajar un poco las revoluciones en nnuestra vida, acomodarnos, ser humildes y con ellos reconocer a Dios y hacer los actos necesarios para estar en paz con Él y con el prójimo, pues así obtenemos paz para nosotros mismos.