Dios es absolutamente diferente a todo.
No hay palabra, imaginación, sueño, idea, sentimiento, silencio, luz, símbolo, creencia, anhelo o lo que fuera que tenga siquiera la posibilidad de aproximarse a describir algo de Él.
Por tanto, cuanto menos se habla DE Él, más sano es para todos.
Desde hace milenios los profetas nos enseñaron a hablar CON Él, en lo que acostumbramos llamar TEFILÁ (rezo, plegaria). En verdad, en su origen y durante mucho tiempo la TEFILÁ era una tarea restringida exclusivamente para los profetas, y buenos motivos había para ello (los cuales ni siquiera mencionaremos aquí). Pero, ellos nos legaron oraciones (frases), técnicas, tiempos, principios generales todo lo cual fue recogido por los Maestros, quienes se encargaron de armonizar el material, dictar plegarias, legislar en tiempos y formas, dar sentido a eso tan inexplicable e imposible como que el finito se vincule tan profundamente con el Infinito.
Nació así la TEFILÁ codificada, la que acompaña, conduce, corrige, se nutre, de la TEFILÁ personal.
En modo alguno informamos al Creador de nada con ella, pero sí nos sirve para conocernos más a nosotros mismos, reconocer las bondades, darse cuenta de las potencialidades, corregir lo desviado, pedir con humildad por la Mano Poderosa que nos brinde ayuda.
Con la TEFILÁ bien realizada se labora en el crecimiento como persona, como miembro de la sociedad, como elemento del ecosistema cósmico.
Sabemos que ninguna TEFILÁ queda sin atender por el Rey que también es Padre. Él recoge cada letra, suspiro, lágrima, sonrisa, gesto, intención que le estamos comunicando y la atesora, la sopesa, la guarda… pero no te olvides que también la juzga y evalúa tomando como referencia toda tu existencia y Su Plan.
Toda plegaria es atendida, y toda es respondida sin excepción; aunque tú no escuches la respuesta, o no la entiendas, o no te agrade, o sea un simple y claro y rotundo NO de su parte.
Esto es desde la perspectiva espiritual.
Pero, cuando la religión agarra el rezo, lo mancilla como hace con todas las cosas santas. No hay aspecto que la religión no pudra, hasta lo sagrado queda recubierto de los velos perturbadores y el hedor de muerte.
Por tanto, ten mucho cuidado de prestar atención si vas a rezar, para que sea una real experiencia de plenitud multidimensional y no una cáscara vacía que es gobernada por el EGO y la terrorífica impotencia de ser limitados.
¡Cuídate mucho de los religiosos y de la religión!
Pero encuentra agua espiritual, guía, consejo, enseñanza, instrumentos, instrucción con los maestros de espiritualidad que te sabrán acompañar en tu sendero de LUZ.
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