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«Y sabrás en tu corazón que como un hombre corrige a su hijo, así Hashem tu Dios te corrige»
(Devarim / Deuteronomio 8:5)
En esta frase, la Torá nos revela una dimensión íntima de la relación entre el Creador y cada uno de nosotros. No se trata de castigos arbitrarios ni de pruebas sin sentido. Se trata de educación con amor.
🔹 Corrección no es rechazo
Así como un padre corrige a su hijo por amor, para guiarlo y fortalecerlo, así también Hashem nos acompaña en nuestros tropiezos. La disciplina divina no es castigo, sino una forma de cuidado profundo.
🔹 Sabiduría del corazón
La Torá no dice “y sabrás con tu mente”, sino “en tu corazón”. Porque entender el propósito de los desafíos no es solo un ejercicio intelectual, sino una transformación emocional. Es aprender a ver la mano de Hashem incluso en los momentos incómodos.
🔹 Reencuadrar la adversidad
Cuando enfrentamos dificultades, esta frase nos invita a cambiar la narrativa: no estamos siendo abandonados, sino formados. Cada obstáculo puede ser una herramienta para crecer, si lo miramos con ojos de emuná.
🕊️ Que podamos recibir cada corrección como una señal de que somos amados, guiados y acompañados. Que sepamos en nuestro corazón que Hashem no nos abandona, sino que nos educa con ternura y propósito.
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