Está escrito en la parashá: “Y tomó Koraj [Coré] hijo de Itzhar [Izjar], hijo de Kehat [Cohat], hijo de Leví; y Datán y Abiram, hijos de Eliab, y On hijo de Pelet, hijos de Rubén.” (Bemidbar / Números 16:1)
“Koraj se tomó a sí mismo, para ponerse en una posición que lo separaba de la comunidad y así poder reclamar honores para sí ” (interpretación acerca de RaSH”I, en el lugar).
Aquel hombre había encontrado un cofre repleto de monedas de oro.
No podía creer en su suerte. Jamás había visto tantos reflejos dorados. Jamás había soñado con semejante riqueza.
Se abrazó a su cofre, acarició las relucientes monedas.
No cabía en sí de tanto gozo. “¡Soy dueño de un inmenso tesoro!” – gritó feliz.
Pero… “un momento” – pensó -“¡algo anda mal! De seguro mis envidiosos vecinos me acusarán ante las autoridades, sospechándome un ladrón. ¡No quiero problemas!
O, verdaderos ladrones se enterarán de mi fortuna, y me buscarán para lastimarme y robarme… ¿Qué hago ahora?”.
Por lo que decidió ir a refugiarse a una cueva perdida, en medio de una espesa jungla, pues, sabía que nadie lo encontraría allí, ya que ninguna persona acostumbraba pasar por esos lugares…
Y así vivió prisionero de su tesoro unos años, rodeado de soledad y temor… abrazado a sus inútiles y muy refulgentes monedas de oro… de las que se creía su dueño…
Destellos de la parashá
Sidrá 38ª de la Torá; 5ª del sefer Bemidbar.
Entre pesukim 16:1 y 18:32. Haftará en I Shemuel 11:14 – 12:22.
La ambición desmedida de Koraj y los suyos, provocó una insurrección dentro de Israel.
¿Quién era este Koraj y qué pretendía?
Era primo de Moshé y Aarón, y según nos cuenta el Midrash, su riqueza material era descomunal.
Quizás por eso, y por los malos consejos de sus dos perversos acompañantes (Datan y Aviram), decidió enfrentar a los líderes del Pueblo (que habían sido elegidos por Dios) para reclamar lo que no correspondía. Que era, en definitiva, el poder para él y su séquito de rebeldes.
El Eterno delante de todos decidió quién era su elegido, y Koraj junto con los perturbadores fueron devorados por la tierra que se abrió.
Sin embargo, la semilla del mal ya había sido sembrada, y varias personas de Israel comienzan a rebelarse, trayendo para ellos y los conspiradores terribles consecuencias negativas.
Pero, cada vez que algo se modifica, aunque sea para la eliminación de algo pernicioso, toda la estructura tambalea, por lo que, el Pueblo sufría consecuencias negativas por los deseos inmoderados de algunos extraviados.