El dinero o la vida

En el capítulo 32 de Bemidbar/Números, nos relata la Torá un singular pedido de los miembros de las tribus de Reubén, Gad y mitad de Menashé: ellos querían permiso para permanecer del lado Este del Iarden/Jordán, sin ingresar a la Tierra de Israel, pues aquella tierra era excelente para la crianza del ganado, y ellos eran poseedores de grandes cantidades de animales.

Nos dicen nuestros Sabios (Bemidbar Rabbá 32) que fue precisamente este pedido el que facilitó que estas tribus fueran de las primeras en ser exiladas por el conquistador asirio, algunos siglos más adelante.
¿Por qué?
Una de las respuestas parece bastante simple, pues, estas tribus se hallaban apartadas de sus hermanos, lejos de la seguridad que ofrece la proximidad de la familia y los buenos vecinos. Así, cuando el conquistador extranjero vino, a los que primero encontró en su camino eran los que estaban geográficamente alejados y por lo tanto, más desprotegidos.
En resumen, el viejo proverbio que dice: "la unidad hace la fuerza", no carece de validez empírica, y son estas dos tribus y media deportadas un ejemplo verdadero.

Pero, ¿por qué estaban alejados? ¿No sabían que peligraban estando apartados de su familia y amigos?
Nuevamente, una de las respuesta es simple: prefirieron sus riquezas a los lazos familiares y de amistad.
Consideraron que la actividad laboral estaba antes que los vínculos sociales, es decir, privilegiaron la adquisición de dinero, a lo que le da verdadero sentido a la vida.
Si bien ambos aspectos son importantes, básicos y necesarios; hay que aprender a priorizar, a darle la relevancia debida a cada uno de ellos.
Porque, en definitiva, ¿de qué sirve el éxito material si es a costa de la salud, o de la vida, o de la familia, o de los amigos?

Ya enseñaron nuestros Sabios que en hebreo hay unas palabras sorprendentes para designar a la riqueza o los bienes materiales: nejasim, zuzim, kesef y mamon. Y explicaron que a los bienes materiales se les llama nejasim, pues en verdad son mejusim, es decir "ocultos", ya que la verdadera riqueza es invisible a los ojos.
Se le llama al dinero zuzim, porque zaz, es decir "se mueve", porque el dinero va y viene, y no permanece con nadie.
Se le llama kesef, pues llena de kisufim, de "deseos" la vida, anhelos que nunca llegan satisfacer.
Y se le llama mamon, pues la persona memane, "cuenta" y cuenta, y al final para lo único que sirve la riqueza es para eso, para contar y contar hasta que no tiene nada más.

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