El Poder de la Palabra

En la Parashá Behaalotejá, encontramos una historia que nos invita a reflexionar sobre el poder de la palabra y la importancia de cuidar lo que decimos. Esta historia es la de Miriam y Aarón, quienes hablaron contra Moisés y fueron castigados por Dios.

La habladuría de Miriam y Aarón es un ejemplo de cómo la palabra puede ser utilizada para sembrar discordia y causar daño. Miriam y Aarón criticaron a Moisés por su matrimonio con una mujer cusita, y cuestionaron su autoridad como líder. Estas palabras, pronunciadas en un momento de celos e impotencia, tuvieron consecuencias negativas para ellos y para la comunidad.

La Parashá Behaalotejá nos recuerda que la palabra es una herramienta poderosa, capaz de construir y destruir. Con nuestras palabras, podemos bendecir o maldecir, sanar o herir, unir o separar. Por eso, es importante cuidar lo que decimos y cómo lo decimos.

Pero, ¿cómo podemos cuidar nuestra palabra? La Parashá nos ofrece algunas pistas. En primer lugar, necesitamos ser conscientes del poder de la palabra y de las consecuencias que pueden tener nuestras palabras. Esto significa pensar antes de hablar, y evitar hablar en momentos de ira o resentimiento.

En segundo lugar, necesitamos hablar con verdad y justicia. Esto significa decir la verdad, pero también hacerlo de una manera que sea justa y respetuosa con los demás. No se trata solo de decir lo que pensamos, sino también de cómo lo decimos.

En tercer lugar, necesitamos hablar con amor y compasión. Esto significa usar nuestras palabras para construir puentes, para sanar heridas y para fortalecer nuestras relaciones con los demás. Necesitamos recordar que nuestras palabras pueden ser una fuente de consuelo y esperanza para aquellos que están sufriendo.

Finalmente, la Parashá Behaalotejá nos recuerda que nuestras palabras también tienen un impacto en nosotros mismos. Cuando hablamos con amor y compasión, nos sentimos mejor con nosotros mismos y fortalecemos nuestra autoestima. Cuando hablamos con verdad y justicia, nos sentimos más seguros y confiados en nuestras convicciones. Pero cuando hablamos con malicia y rencor, nos dañamos a nosotros mismos y a nuestras relaciones con los demás.

La historia de Miriam y Aarón también nos enseña que siempre hay una oportunidad para el arrepentimiento y la reparación. Después de ser castigada, Miriam se arrepintió de sus palabras y fue perdonada por Dios. Esto nos recuerda que siempre podemos pedir disculpas y tratar de reparar el daño que hemos causado con nuestras palabras.

Así que te invito a reflexionar sobre el poder de la palabra y sobre cómo puedes cuidar lo que dices. ¿Eres consciente del impacto que tienen tus palabras en los demás y en ti mismo? ¿Hablas con verdad y justicia, o con malicia y rencor? ¿Usas tus palabras para construir puentes y sanar heridas, o para sembrar discordia y causar daño?

Que la historia de Miriam y Aarón nos inspire a cuidar nuestra palabra y a usarla para construir un mundo más justo, compasivo y amoroso. Que la Parashá Behaalotejá nos recuerde siempre que nuestras palabras tienen poder, y que es nuestra responsabilidad usar ese poder para el bien.

Comparte este mensaje con tus allegados y anímalos a reflexionar sobre estos importantes temas. Involúcrate en iniciativas que promuevan la construcción de Shalom.

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