Para vencer al enemigo de dos rostros

«Dos Enemigos, una sola Raíz»

El primer versículo de la Parashá (Ki Tetzé)) dice: «Si sales a la guerra sobre tus
enemigos y te lo entregará el Eterno tu Elokim en tus manos». Aparentemente
existe un error gramatical en la frase ya que al principio se refiere al
enemigo en plural y después en singular. En la Torá todo es exacto y
perfecto, y cada detalle tiene también un contenido oculto y profundo por
sobre la explicación simple. De la misma forma en este caso, aunque se
habla de una guerra común, en un sentido más profundo hay una alusión a la
batalla espiritual que libra cada individuo.

Los enemigos del cuerpo y el alma

Los enemigos del judío se dividen en dos clases, existe quien lucha contra la existencia física del judío, y quien pelea contra la santidad especial que existe en él, es decir, contra su alma. La Torá incluye a estos dos arquetipos en un solo concepto «tus enemigos», ya que el cuerpo y el alma de un judío son una sola cosa y ambos son para servir al Eterno. Por eso quien es el contrincante del cuerpo también lo es del alma, y viceversa. La Torá nos indica cuál es la forma de salir a la guerra para enfrentar a estos enemigos: Antes que nada, se requiere que la persona se aliste, y se sienta plena de un sentimiento de confianza y fe en el Eterno. Y esta relación debe ser en términos de superioridad, «sobre tus enemigos», desde un principio estamos en una situación de supremacía ya que Hashem nos acompaña y ayuda a triunfar en la guerra.

Sentimiento de superioridad

Cuando salgamos a este enfrentamiento con semejante aproximación
tendremos asegurada la victoria, que no será únicamente sobre aquellos
contrincantes que vemos delante nuestro, sino también sobre la raíz primaria de todos los enemigos: el instinto del mal, que sobre él dice la Guemará: Es el Satán ( enemigo del alma), es el Ángel de la muerte (enemigo del cuerpo). Cuando el judío sale a la guerra con el sentimiento tenaz de que en realidad no existe fuerza que pueda oponerse al bien y a la santidad, triunfará no solamente sobre la expresión externa del mal sino también sobre su raíz espiritual. Por eso la Torá se expresa en singular al decir: «te lo entregará» ya que aquí estamos hablando del instinto del mal, principio y fuente de toda adversidad.

Rescate de prisioneros

Además el versículo nos dice: «Y llevarás a sus prisioneros». Sucede que a
veces el judío no es precavido y cae en las manos de su instinto del mal,
poniendo a su disposición fuerzas elevadas que le fueron entregadas para
servir al Eterno. Las mismas quedan prisioneras del mal. La Torá nos
asegura que inclusive es posible rescatar de las manos del ietzer hará (tendencia a lo negativo) a sus prisioneros, todo el potencial allí detenido. Como dicen nuestros Sabios: «que los pecados realizados con intención, por medio de la Teshuvá (arrepentimiento total y sincero), se convierten en mitzvot». Esta guerra también traerá la redención total y completa, donde se vencerá totalmente al instinto del mal, logrando así una victoria total.

(Likutei Sijot, tomo 2, pag 697)

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