En el comentario de la semana pasada aprendimos acerca de las contribuciones con las cuales los Hijos de Israel hicieron su parte en la edificación del Mishkán-Santuario.
Aprendimos que el contribuir materialmente con obras trascendentes es un camino para encontrar la propia elevación, la ascensión en pos de aquello que al Eterno agrada.
En definitiva, la Torá nos enseñó un camino para redimirnos y redimir al mundo.
Ahora bien, de lo enseñado puede surgir la pregunta: ¿Cuándo se puede decir: ‘Ya he contribuido bastante, ya no es necesario mi aporte que me asocia con las obras de construcción del mundo‘?
La respuesta a esto nos lo brinda el primer versículo de la parashá de esta semana:
"Tú mandarás a los Hijos de Israel que te traigan aceite de olivas claro y puro para la iluminación, a fin de hacer arder continuamente las lámparas."
(Shemot / Éxodo 27:20)
La edificación del Santuario no culminó con su inauguración, ya que a diario es preciso hacerlo funcionar, hacer que tenga sentido. Encender las luces que alumbran a los fieles al Eterno no se hace un día, y se deja de hacer. ¡No! Es una obligación de esfuerzo cotidiano y sostenido.
Las contribuciones para mantener el servicio de Dios no cesan cuando el Templo está construido, sino que deben sostenerlo continuamente.
El trabajo por crecer y desarrollarse, y por ayudar al prójimo en esta sacra tarea, no debe cesar hasta el último momento de vida.
Cada día las lámparas de la Menorá debían re-encenderse, y para esto el aporte de cada miembro de los siervos del Eterno era necesario.
Actualmente no tenemos Templo, pero sí contamos con numerosas instituciones y con abnegadas personas que trabajan para difundir el imperecedero mensaje de la Torá, y de este modo educan en el verdadero servicio al Eterno y amor al prójimo.
Es a ellos, a los que encienden la Menorá de la educación basada en Torá, a quienes debemos ayudar con nuestra contribución, con nuestra provisión de aceite puro para iluminación.
El trabajo por aprender y enseñar Torá es constante, tal como lo debe ser la provisión material que lo posibilita.
Así que, es bueno saberlo, cuando usted colabora con sitios como SerJudio.com, por ejemplo, está haciendo su parte en la obra redentora del mundo. Y si se mantiene fielmente en su soporte, está sirviendo de cimiento para construir una sociedad más armoniosa, justa y generosa.
Y así, usted pasa a ser parte de los que alumbran con amor, justicia y verdad a este mundo que parece poblado por sombras de caos y oscuridad, "…continuamente desde el anochecer hasta el amanecer. Esto es un estatuto perpetuo, a través de vuestras generaciones" (Vaikrá / Levítico 24:3).
¡Shalom iekarim! ¡Les deseo Shabbat Shalom!
Moré Yehuda Ribco