Parashá Bejucotai 5782

¡Has llegado a la última parashá del Libro Vaikrá/Levítico!
Comienza con las condiciones de Dios para los hijos de Israel.
Él nos promete muchas bendiciones, tales como paz, victoria sobre los enemigos, sentirnos próximos a Dios, éxito económico, seguridad física, tanto en lo personal como en lo nacional, entre otras cosas.
Pero, todo está ligado a una condición: ‘Si andan en mis estatutos’; es decir, si el pueblo judío guarda las leyes que Dios nos ordena.
Está en la decisión del pueblo que las promesas de Dios se cumplan.
Porque, es como una sociedad, en la cual el pueblo judío realiza una parte de la tarea, en tanto que el Socio (Dios) se compromete a que todo se desarrolle de manera favorable, siempre y cuando la condición de acatamiento a los mandamientos sea cumplida.

Pero, ¿qué pasa si no se acatan los mandamientos?
Es la propia parashá la que nos trae el resultado, pues en ella Dios advierte, manojos de problemas caerán sobre los hijos de Israel. Sus malas acciones conducirán a malos resultados como: enfermedades, sequía, derrota en la guerra, malos animales, destrucción y expulsión de la tierra de Israel.

Es bastante desalentador. ¿Cómo puedes mantener todas las reglas todo el tiempo? ¿Existe tal posibilidad en absoluto? Después de leer los castigos esperados para los hijos de Israel, se crea un sentimiento de que todo está perdido. ¡Si enojamos a Dios, no tenemos ninguna posibilidad de escapar de los castigos pesados ​​que vendrán! Pero en la parashá se nos afirma, con total seguridad, de que, a pesar de las duras acciones y los pecados, hay una manera de detener las maldiciones: ¿cuál es?

Si los hijos de Israel se vuelven de su mal camino, es decir, realizan TESHUVÁ, para darse cuenta de que se está yendo por la senda del error, entonces se decide dejar de hacer lo malo, se arrepiente y guardan las leyes de la Torá; entonces Dios promete recordar el pacto que tiene estable y perpetuo con los judíos, y perdonarlos.
Con ese perdón se produce el regreso a la tierra sagrada, a la buena y segura vida allí, a una época de bendición y plenitud.
Así pues, no hay necesidad de sentirse sin esperanza o pedir mágica ayuda a supersticiones religiosas, sino solamente con hacer un verdadero cambio de conducta y dejar de lado lo malo, para abrazar lo bueno.
El camino de la TESHUVÁ es accesible para TODOS, judíos y no, pecadores y no.
Todos tenemos la oportunidad de hacer algo mejor cada día, y con ello recibir las bendiciones que se han prometido.

La segunda parte de la parashá detalla las leyes de votos y donaciones al templo: una persona puede dedicar una suma de dinero, un animal o un terreno de su tierra al templo. Se detalla cómo se calcula la contribución al templo en caso de que una persona quiera dedicar algo a Dios.
En muchos casos la gente quiere donar dinero o algún animal al templo. Pero las donaciones también tienen reglas. Debe hacerse de la manera correcta.

Notemos que tras las promesas de bienestar, luego las advertencias de pasarla mal si pecamos, y darnos la clave de la TESHUVÁ, la parashá adrede finaliza con cuestiones referidas al templo en funcionamiento en la tierra de Israel. Como dando por sentado que a pesar de los muchos errores, siempre volveremos al lado de la luz, porque Dios confía en nosotros y ha hecho una alianza con nosotros que no puede ser cancelada ni sustituida.



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