El mito (de origen cristiano, no judío) dice que la ciudad de Sodoma estaba llena de «sodomitas», en el sentido de varones homosexuales, lo cual provocó la irá del Señor, por tanto destruyó la ciudad.
Veamos que nos dice la realidad, cuando contemplamos las enseñanzas de los Sabios judíos:
La tierra del pueblo de Sodoma estaba llena de árboles frutales, era una zona muy rica en diversos recursos naturales. La gente de Sodoma no quería compartir su riqueza con nadie, ni siquiere si alguien casualmente pasaba por su país. Su prosperidad era exclusiva para ellos, por tanto, hacían todo lo posible para desentenderse de la existencia de extranjeros. Como justa retribución, Dios decidió hacerlos desaparecer y que ellos quedaran olvidados para el mundo.
(Según el Talmud de Babilonia, Sanhedrin 108)
Según este midrash, la gente de Sodoma era muy apegada a su riqueza, que en lugar de servirlos, los esclavizó.
Ellos estaban sometidos por su EGO, envueltos por sus delirios de poder, llenos de codicia y falta de generosidad.
Su individualismo, su falso nacionalismo, su ideología les negó la apertura hacia el prójimo, la recepción del diferente, la misericordia hacia el necesitado.
Porque ellos, detestaban a los pobres, ya que demostraban que su paraíso no era perfecto, como lo imaginaban.
Siendo así, llevaron sus prácticas sádicas a extremos tremendos, como veremos en este otro midrash que describe la terrible actitud de la gente de Sodoma hacia los pobres:
Cada vez que un pobre llegaba a la ciudad de Sodoma, cada uno le daba una moneda que tenía grabada el nombre del propietario a fin de recuperar la moneda más tarde. El pobre no recibía comida ni bebida de la gente de Sodoma, aunque ofreciera pagarla con la plata que le habían dado. Tampoco lo dejaban marchar de la ciudad. Por tanto, el pobre moría de hambre poco después. Entonces, la gente orgullosa y feliz recogía cada uno su moneda, haciendo desaparecer al pobre y todo lo que él representaba.
Cierta vez, una joven se compadeció de uno de los pobres y en secreto le dio comida, escondiendo la comida en su jarra.
Después de tres días, cuando el pobre no murió de hambre, la gente de Sodoma se dio cuenta de que alguien lo estaba alimentando en secreto. Descubrieron quién era la joven que ayudaba a los pobres y, como castigo, untaron su cuerpo con miel y dejaron que las abejas la picaran hasta matarla. Como consecunecia, Dios destruyó a Sodoma en su ciudad.
(Según el Talmud de Babilonia, Sanhedrin 108)
Otro midrash de la misma fuente describe la actitud distorsionada de la gente de Sodoma hacia el valor de la igualdad:
La gente de Sodoma tenía una cama especial en la que se acostaban los invitados. Aspiraban a que todos los invitados encajaran en ella. Si la persona era más baja que la longitud de la cama, se estiraría y si era más alta que la longitud de la cama, se acortaría.
(Según el Talmud de Babilonia, Sanhedrin 108)
Como podemos ver, se puede acusar a los sodomitas de acciones espantosas, que realmente hacían, sin tener que recurrir a acusarlos de ser homosexuales y que por ello Dios los destruyó. Me pregunto: ¿qué habrá detrás de los que inventaron el mito de que los sodomitas eran homosexuales y por ello fueron aniquilados?
Pero, es una pregunta que no responderé, porque eso concierne a los de la religión que inventó esa historia, y sus propios problemas con la sexualidad y el poco entendimiento de la Torá, así como el poco respeto hacia el Creador que entregó la misma al pueblo judío.
Sin embargo, cabe rescatar que es cierto que los sodomitas eran muy dados a todo tipo de exceso, también en lo sexual, por lo que no se privaban de las relaciones homosexuales aún sin ser homosexuales.
Esto lo podemos explicar al menos de dos maneras.
La primera, porque su ideología pregonaba que ellos estaban viviendo en el paraíso terrenal, por tanto, tenían libre acceso a todo lo que se les antojara. Esa era su ideología, disfrutar sus posesiones. Cada uno lo suyo, porque eso es lo normal, lo natural. Como en la ley de la selva, el fuerte se come al débil. No hay piedad, no hay asistencia social, no hay lugar para los débiles. Así era su creencia, así vivían.
La segunda, que también es parte de la misma ideología, decía que este paraíso en el que vivían debía ser cuidado para que no se corrompiera, por tanto, evitaban en lo posible todo contacto con los extranjeros, no aceptaban a los de fuera. Los de afuera vendrían a traer corrupción a sus valores, querrían consumir sus recursos, impondrían la necesidad de ayudar a los menos favorecidos.
Eso era un desastre ecológico, a los ojos de los sodomitas. Esto mismo los llevó en un momento a tampoco querer tener hijos; pues eran gente a la que había que aceptar de fuera y que consumirían sus preciosos recursos. Gente débil, necesitada, que reclama ser atendida como si tuvieran derechos. Por lo cual, los hijos no eran bienvenidos, la sociedad envejecería y desaparecería, pero mientras tanto, ellos podrían gozar de lo que poseían sin compartir, sin que les rompieran los esquemas. Para mitigar su deseo sexual y no procrear, mantenían relaciones homosexuales, entre otras prácticas que evitaban la propagación de la especie.
Sin embargo, no es su sexualidad la que provocó su ruina y desaparición.
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