En las religiones el mal es un acontecimiento apartado de la divinidad del bien. Incluso en aquellas religiones que se presentan como monoteístas, existe la figura antagonista del bien, el rey del mal, el dios del mal.
Pero, el judaísmo (que sabemos no es una religión, aunque muchos se confundan al respecto y así la consideren) no tiene esa personalidad malvada, el rey del averno, el príncipe de este siglo/mundo, o cosa similar.
Tanto el bien como el mal son creación de Dios, y es Él quien los administra y dosifica.
La figura de Satán no es más que un emisario del Todopoderoso, un trabajador a Su servicio. De hecho, ni siquiera personifica o representa realmente a lo malo o al mal, sino que funciona como antagonista, como antítesis, como escollo para obligar al humano a ser mejor a través del esfuerzo.
Es un ángel, que no está caído ni es rebelde, sino que como todo ángel, sirve a una función específica que determina el Creador.
En verdad, cuando nos ponemos a ser más profundos, nos damos cuenta que hasta esa figura del ángel, de cualquier ángel, no es más que una metáfora, una manera que tenemos los humanos para expresar aquello que en realidad no tenemos como entender y mucho menos describir. Porque, los ángeles son acciones de la Divina Voluntad, no entidades separadas. ¿Qué quiere decir esto?
¡Vaya uno a saber!
No podemos comprender a Dios, ni hablar algo que sea entendible o siquiera parecido a Él.
Por tanto, usamos imágenes que son manejables por nuestra limitada mente, para de esa manera tener alguna manera de expresarnos, estando siempre infinitamente alejados de la realidad divina.
Hablando de «alejados», esa sería la mejor definición del mal: aquello que se percibe como alejado de Dios.
Que se percibe así, porque nada está lejos de Él, ni nada deja de ser parte de Él.
Cosas muy complejas y que la mente no comprende, así que seamos simples y claros.
No existe el demonio, no hay fuerza o personaje que se oponga a Dios.
¿Existe lo malo?, por supuesto que sí.
¿Debemos trabajar para manifestar lo que es bueno? Sin dudas que sí.
¿Todo es para bien? En este plano de la realidad, en este mundo material de limitaciones, no, no todo es para bien; pero cuando elevamos la conciencia hacia el plano espiritual, nos damos cuenta que nuestras valoraciones de lo bueno y lo malo son tan limitadas, que es mejor callar y sufrir cuando padecemos, estar alegres cuando nos va bien, y confiar en el Eterno en todo momento.
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Bonita reflexión, Moré. A mí me gustaría añadir que Dios, sobre todas las cosas, es misericordioso y bondadoso hasta límites insospechados. Ama el bien y la justicia por encima de todo. Con toda su enorme e infinita sabiduría no tiene necesidad de nada ni de nadie. Y aún así, buscó socios en la Creación que le ayudaran a establecer sus planes en la Tierra, el primero de los socios que tuvo en mente fue Adán, pero este falló y tuvieron que pasar siglos y generaciones para dar con uno mejor: el patriarca Abraham, que dio origen al pueblo hebreo y… Read more »
bonita reflexion, muchas gracias