En nuestra sacra Tradición encontramos la siguiente enseñanza:
«Cuatro actitudes hay en quienes van al Bet Hamidrash (casa de estudio):
Quien va, mas no hace nada, recibe la recompensa de ir;
quien hace, mas no va, recibe la recompensa de hacer;
quien va y hace, es piadoso;
quien no va ni hace es malvado.«
Pirkei Avot 5:14
¿Cómo es la actitud de aquellos que estudian Torá?
Están los que estudian por obligación, por no ser penados o para recibir algún premio evidente. Por ejemplo, los chicos que no desean estudiar pero son llevados por sus padres; por ejemplo, aquellos que no teniendo interés en temas de Torá son conducidos por su afán de recibir una retribución económica por su participación en el estudio.
Están los que sienten una pasión por el estudio de Torá, un movimiento nacido en sus emociones que los impulsa hacia el estudio. No encuentran motivo racional, ni rédito material, ni anhelo intelectual, ni afán de cultivar su alma, ni siquiera deseo de ascender en la escalera del cumplimiento de lo estudiado.
Sin poder explicarlo, sin más, sencillamente son impulsados hacia el estudio de Torá.
Están los que tienen el ardor intelectual por conocer, por ahondar, por profundizar, por avanzar, por abarcar, una sed inaguantable de conocimiento, de llenar su mente con datos, con fechas, nombres, lemas, frases, hechos.
Están aquellos que saben que el estudio de Torá es algo más que un ejercicio mental, algo que excede en mucho el deseo o la buena voluntad, algo más que un estatus o un provecho directo, algo más que un tradición nacional judía, algo más que incluye a todo lo anterior, pero lo supera enormemente.
Entonces, estudia, repasa, indaga, cuestiona, pregunta, adquiere conocimiento, practica, cumple, vive, aprende, entiende, crece.
¿Cómo te ves al espejo cuando te preguntas qué clase de estudio de Torá tienes en tu vida?