En esta semana leemos al comienzo de la parashá la orden del Eterno a Moshé para que realizara un censo de los miembros de la casa de Leví. Y las palabras utilizadas son: nasó et rosh, que se traduce generalmente como "haz el censo", o "toma en cuenta". Ambas traducciones son correctas, pero hay una forma literal de traducir esta frase, y es: "levanta la cabeza de…"
¿Cual es la gran diferencia entre "hacer un censo" y "elevar la cabeza de…"? ¿Quiere decir lo mismo?
La respuesta es: no, no es lo mismo.
Censar es contar objetos.
Tomar en cuenta y elevar a alguien, es reconocer su valor único a la persona.
Esto es así porque cuando uno toma en cuenta a otra persona, es decir, la considera, la reconoce lo que está haciendo realmente es levantarlo, no dejar que se pierda en la masa de la indiferencia.
Esto significa que para la mentalidad judía las personas no son números, datos de un censo, porcentajes en las estadísticas, casos de estudio, una masa de personas indiferenciadas; no, las personas no son cosas.
Para el judaísmo las personas son precisamente eso: personas, cada una con una dimensión propia e irrepetible.
Cada uno somos creados por Dios a Su imagen y semejanza, es decir, con capacidad para elegir y para superarse.
Somos creados con elementos naturales (materia, átomos), pero sostenidos en vida por el espíritu introducido por Dios.
Es decir, contenemos ambas cualidades: lo terrenal, lo material, lo perecedero; y lo espiritual, lo trascendente, lo eterno.
Pero son nuestros actos, y la consideración del prójimo, lo que nos permiten reflejar una cualidad más que la otra.
Por lo que, al apreciar a una persona como un objeto, un número, una cosa, pura materia y cuerpo; estamos quitándole su dignidad y relación con Dios, estamos negándole su posibilidad de crecer y mejorar.
La próxima vez que te encuentres con alguien, ¿lo tomarás en cuenta para elevarlo tal como corresponde, o verás en él solamente un cuerpo?
Les deseo Shabbat Shalom!