Después de descartar problemas físicos-químicos en sus pacientes, el Dr. Frankl había descubierto que el ser humano adolece de una especie de problema existencial que denominó neurosis noogena.
No la consideró como una enfermedad en sí misma, pues observó que se trataba del cuestionamiento más sincero que se hace el hombre a sí mismo: el sentido de la propia vida; las razones por las que trabaja, se existe, se vive; el dudar del lugar que ocupa, no en la sociedad, sino que la existencia misma. Partiendo de su duda de sentido, expande la duda hacia la divinidad y la realidad.
Por su parte, paralelamente a los estudios de la logoterapia pero sin relación alguna con ella, el Dr. Fromm encontró el mismo problema en personas tratadas y en sus estudios sociales.
Encontró en las personas una profunda separación entre su propio “yo”(o su propio ser) con el mundo natural y social; una incapacidad de relacionarse con la realidad natural en razón de que el hombre ha construido su propia realidad (una paralela a la natural, pero realidad al fin); ha intentado pertenecer a su obra, pero sigue sin encajar en ella y sentirse satisfecho, en su lugar o en su hogar, o bien, al lugar donde pertenece.
Ponía de ejemplo, entre muchos, a aquella mujer que llega al consultorio del psiquiatra pidiendo ayuda porque “tenía un matrimonio infeliz, tenía hijos que no quería, tenía un trabajo que no le gustaba, etc”; es decir, con la utilización del verbo “tener” se mostraba el mecanismo inconsciente que hace el hombre moderno: intenta incorporar a su ser elementos de afuera que le completen, que le den razones de vida, que le hagan sentir lleno, satisfecho, acabado.
Otro ejemplo de esa escisión del hombre, fue publicada hace pocos días el filósofo Daniel Karpuj en una de sus redes sociales con la siguiente reflexion:
Eres joven, increíble, potente y vital.
Sientes que te llevas el mundo por delante.
Estás muy satisfecho contigo.
Pero un día te conoces con una persona, te enamoras, y te casas.
¡Felicidades!
Ahora pasas a ser un hombre mucho más responsable.
Eres un hombre casado.
Te ocupas de terminar tus estudios.
Te dedicas más horas a tu trabajo.
Inviertes muchas horas en la educación de tus hijos.
Y llegas a la cama absolutamente agotado.
Pasan los años…
Y un día, sin darte cuenta, te has transformado en un excelente profesional, un gran trabajador y un gran padre.
Admirable, sin duda alguna.
Pero ahora ya eres menos joven, menos increíble, menos potente, y menos vital.
Ya hace años que no estudias y te percibes desecado.
Y hasta te cuesta creer que alguna vez pensabas en llevarte el mundo por delante.
Por tu pareja, sientes respeto, valoración…
Pero ya no estás enamorado.
Y ya no sabes si continúas satisfecho contigo mismo, porque apenas te reconoces.
Te has exiliado en tu propia persona.
Tu identidad se ha mezclado y entremezclado con la identidad de tu pareja, y la de tus hijos, y no alcanzas a distinguir muy bien entre tu vida y tu trabajo.
Y recuerdas, nostálgico, al que alguna vez fuiste.
Y que sigue estando en ti.
Si sólo pudieses volver a descubrirlo.
A descubrirte.
La totalidad de las personas sufren con la crisis de existencia; con el aburrimiento, la angustia, el sinsentido de tener mucho pero ser casi nada.
Para los estudiosos, esa crisis de no saber qué es exactamente lo que somos y en donde pertenecemos nos hace rarezas de la naturaleza, y a la vez, la crisis existencial es la propia esencia humana. La insatisfacción es el motivo que hace que el hombre busque, construya su hogar, se acomode, se aburra, se incomode, vuelva a buscar, a construir, a aburrirse a incomodarse, ad infinitum.
Ponen de ejemplo el hombre que, primeramente se refugia en las cavernas naturales, hace clanes, luego modelos sociales; de seguido somete a la naturaleza tomando sus elementos para procurarse alimento, vestido y techo, así se introduce en ese modelo creado y fabrica creencias, mitos, tótem que le representan como ser natural; construye ciudades, reinos, conquista otras tierras y amplía sus dominios. Su obra imparable se complejiza y forma mega ciudades, altos edificios, impresionantes ciudades, modelos económicos-políticos-sociales; majestuosas urbes en donde se introduce para vivir y existir en ellas. Atrás quedaron las sus antiguas estructuras-creencias-mitos-tótem, ahora tiene otras mejores, menos naturales y más artificiales que le representan como un ser perteneciente a su creación.
Pero una vez introducido en la realidad civilizada creada, crea otra mejor y se introduce en ella. Descubre que su mundo material no es toda su realidad, ahora ha creado una realidad diferente y mejor: un mundo virtual.
Tiene internet, teléfonos inteligentes, facebook, y otras redes sociales en las que existe y experimenta su “yo”. Se introduce en ese mundo virtual para existir como persona individual y social; ahora la realidad material por él creada poco a poco deja de ser “su realidad”, para que la realidad virtual sea su nuevo lugar para ser.
Voy a ejemplificar todo este marco teórico para su mejor comprensión con estas experiencias:
En mis años de niño los juguetes y los juegos eran físicos, no virtuales pues no existían. El sistema educativo era presencial y con pizarras de tiza o marcadores, pues no existía clases virtuales ni tablets.
Recuerdo que empezando mi vida de trabajador, los tramites en oficinas públicas eran en papel, pues no existía la posibilidad de realizarlos mediante firma digital desde la comodidad del lugar de trabajo. Era indispensable las maquinas de escribir, los sellos, las estampillas.
Recuerdo que los cursos de computación y de los paquetes office pululaban por doquier pues se auguraba toda la era actual; lo que para la generación actual es natural, para la mía fue todo un reto que había que asumir.
En esta realidad creada, y en todas las realidades creadas y pasadas por los ancestros, nos hemos sentirnos en el lugar donde pertenecemos y de donde somos; pero pronto dejamos esa ilusión para caer a la única realidad: la duda de saber quiénes somos, de dónde venimos, para donde vamos, que queremos, quien es dios, que se busca con la propia vida, qué sentido tiene todo, para que o para quien se trabaja tanto, se perderá el sentido de ser (el “yo”) al morir, la vida después de la muerte, etc.
Pocos se detienen a cavilar sobre su propia crisis de existencia y ver el dramatismo que esto implica. Parto del supuesto de que sus responsabilidades no les da tiempo para la reflexión: trabajos rutinarios, crianzas de hijos, respuestas prefabricadas que les alivian, las vacaciones de rigor, el auto nuevo, la casa recién construida, los amores que representan hombres y mujeres atractivos, y el sin numero de cosas que nos desvían del propio ser.
Tal vez otros tengamos un tiempo ocioso que permite reflexionar sobre las crisis de existencia y observarla en uno mismo y en todas las personas con las que hay interrelación. Tal vez resulta posible observar que la mayoría reprime esa crisis, y cuando se presenta, rápidamente la olvidan gracias a la magia de internet, tv, Smartphone, Smart tv o neflix, o las creencias.
A todo el resumen anterior, me pregunto si había alguna ventaja en no reprimir más esa crisis, y de manera sincera, hablar de ella.
En mi opinión la hay. Podríamos tener una relación más hermanable con el prójimo si sinceramente dejásemos de responder con cualquier distractor las crisis existenciales, y trabajásemos unidos en potenciarnos como esos seres únicos que construimos realidades pero que no encajamos en ellas.
¿Implica ello que el judío abandone su judaísmo y el noajida su noajismo?
No.
Afrontar la crisis existencial, las dudas del ser y todas las dudas del hombre implica un avance en la consciencia, un abandono del automatismo, un mejor equilibrio psíquico y espiritual, un avance hacia la meta del hombre: su humanidad.
Implica que un ser humano judío o noajida consciente tanto de su vida, del dramatismo y del fatalismo, está mejor preparado para una existencia digna; digna de un humano.
yo veo que lo puedo resumir como impotencia y su sufrimiento, cuando ya no sirven las excusas que uno se armo y hasta ahora sirvieron.
Exacto M. «Impotencia y su sufrimiento» es la constante en la ecuación del hombre.
Pero esa constante es reprimida de la psiquis,
A veces puede que se reprima
prolijo y claro.
Muy buen texto
Felicitaciones y gracias luis!
Gracias Luis. De acuerdo a lo indicado en tu artículo, el origen de crisis existencia va más allá de un problema físico-químico. Estaríamos hablando de: • un problema psíquico? • O mas allá?. • De acuerdo a lo señalado en: “las dudas del hombre implica un avance en la consciencia”. Está el avance de la conciencia justamente dirigido hacia nuestro Neshamá?. • O la crisis existencial esta presente solo cuando nuestro Yo Vivido NO están en armonía con nuestro Yo Esencial? En este último punto estaría las calve de las palabras de nuestro estimado Moré: ¨»impotencia y su sufrimiento»? Sería… Read more »
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