La cara de la espiritualidad es limpia,
sin miedo,
sin culpabilidad,
sin prejuzgar,
sin manipulación,
sin falsas esperanzas,
sin religión ni religiosidad.
Es el rostro de la NESHAMÁ
que construye SHALOM,
con obras buenas Y justas;
que nacen del AMOR
y son de amor.
Conoce tu identidad espiritual,
sé consciente de ella,
materialízala.