"Y Moshé [Moisés] dijo: –En esto conoceréis que Hashem me ha enviado para que haga todas estas cosas, y que no las hice por mi propia voluntad"
(Bemidbar / Números 16:28)"Moshé [Moisés] hizo como le mandó Hashem; así lo hizo."
(Bemidbar / Números 17:26)
Vivimos en una época terrible.
El eslogan que parece acompañar toda nueva propuesta "moderna" es: hace lo que quieras…andar on your way -a tu manera- como dijera Sinatra, Serra Lima, Elvis, y otros tantos…
Y esta filosofía -y pragmática- podría aparecernos como liberadora, y tendiente al crecimiento personal (ya que, indudablemente, no al colectivo).
Pero, veamos a nuestro entorno: ¿lo es?
¿Vivimos en un paraíso en el cual cada uno hace la suya, y comparte una vida plena con otros que hacen la suya propia?
¿Vivimos en un Edén para todos?
¿"Hacer la mía", es EL camino para la dicha?
Sin embargo, el Maestro de los maestros, el Príncipe de los profetas, Moshé Rabenu, teniendo a su disposición un pueblo para hacer lo que quisiera, prefirió hacer lo que es sabio y justo: andar por los caminos del Eterno.
Someter su voluntad a Su Voluntad.
Pudiendo estafar y pisotear, eligió acatar.
Pudiendo mandar y enriquecerse, aceptó ser el pastor de un rebaño ajeno.
Pocos existieron a la altura de Moshé Rabenu, sin embargo, la dificultad por alcanzar nuestro ideal no debe ser impedimento para esforzarnos en superarnos a nosotros mismos.
Cada día un poco más cerca de HACER LO QUE DEBE SER HECHO (y si coincide con el gusto personal, ¡qué satisfacción!)
Profundizando esta semana:
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¿Por qué los primogénitos de Israel deben ser redimidos?
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¿Por qué los primogénitos de la tribu de Leví no son redimidos?
Respuestas para la semana anterior:
- Una de las relaciones entre tzitzity tefilin, es que ambos son señales del pacto eterno Dios e Israel.
- Referir al Pueblo su interpretación de los hechos, en lugar de los mismos.
Destellos de la parashá
Cuando la ambición y las pretensiones vanas ocupan el corazón y la mente de las personas, se puede ser rico, sabio, amable, estupendo…pero, se es vil.
Así aconteció con Koraj (que era primo de Moshé y Aarón), un hombre que poseía todos los bienes terrenales imaginables, además de un intelecto superior. Y, sin embargo, las influencias de sus amigos -Datan y Aviram- lo llevaron por el camino d la perdición.
Estos irreverentes mojigatos llenaron de orgullo a Koraj, y lo movieron a encabezar una revuelta contra los líderes del Pueblo, y, en última instancia, contra Dios.
Muchos se sumaron a los reclamos, justificados o no.
Y trajo la desazón y el desconcierto en el seno del Pueblo.
Fue Dios el encargado de manifestar, a Su manera, a quién él había escogido…siendo los rebeldes e ingratos devorados por la tierra, o muertos por una peste.