Dijo Hilel el sabio, en su lección del mandamiento judío en la Torá “ama a tu prójimo como a ti mismo, yo soy el Eterno”: “Lo que te resulte odioso a ti, no se lo hagas a tu prójimo”.
Y añadió que esa era la médula de la Torá, su esencia, que el resto es un comentario, el cual el judío debe estudiar y cuando sea adecuado realizar.
Humildemente yo me planteo: Quizás la mejor manera para expresar nuestro amor pasional por Dios sea amar al prójimo plenamente, lo que significa construir shalom con acciones concretas de bondad Y justicia, en lugar de preocuparse por cuestiones teológicas o de inferencias e imaginaciones “bíblicas”.
Amar a Dios al amar a Sus criaturas, cuidándolas, ayudándolas a alcanzar su máximo nivel.
AmarLo por ser leal a Su Voluntad, conociendo y cumpliendo con lo que Él quiere de cada uno.
Amar a Dios, más allá de los balbuceos egoístas de cualquier religión, carente de pretensiones y exigencias, simplemente amarLo tal como Él exactamente ha dicho que lo hiciéramos.