Aprendamos de Moshé a manejar el EGO

«Entonces Moshé [Moisés] se enojó muchísimo y dijo al Eterno: -¡No aceptes su ofrenda! Ni siquiera un asno he tomado de ellos, ni a ninguno de ellos he hecho daño.»
(Bemidbar / Números 16:15)

Moshé estaba siendo agredido constantemente.
Le llovían reproches y maltratos, la mayoría de los cuales eran injustos e injustificados.

Moshé era inmenso, pero no dejaba de ser humano.
Por lo cual, también ante la impotencia su EGO se disparaba con sus herramientas naturales, que son: llanto, grito, pataleo, desconexión de la realidad; así como los derivados.

Pero, Moshé era un hombre que había trabajado para orientar su pensamiento/palabra/accionar a la guía de su NESHAMÁ, por tanto se había entrenado para eludir la actividad proveniente del EGO.
Así pues, de manera natural se sintió agotado finalmente, abrumado, enojado, decepcionado, amargado por el EGO ante la impotencia.
PERO, ¡no reaccionó desde el EGO!

No lo vemos aquí gritar, ni llorar, ni gemir, ni victimizarse, ni acusar, ni quejarse, ni pegar, ni romper, ni delirar, ni mentir, ni ofuscarse, ni reprochar, ni envenenar su salud con represiones emocionales… ¡nada de eso!
Por el contrario, dio una respuesta acorde con la NESHAMÁ y no una reacción desde el EGO.

Estamos ante una enseñanza de lo que pudiéramos nosotros hacer cuando nos sentimos en impotencia, para no hundirnos más ella.
Para salir de la celdita mental, zonita de confort, esclavitud del EGO.

¿Qué hizo al sentir la explosión desde el EGO?
Habló con Dios, es decir, rezó.
Pudiera ser una plegaria establecida, o una surgida en su inteligencia, o ambas cosas.
El hecho fue que escogió hablar CON Dios, sinceramente, desde lo profundo.
Y no pidió otra cosa que justicia.
No mendigó castigos para el que le provocó, ni destrucción, ni maldijo, ni “atormento los oídos“ del Todopoderoso con quejas infantiles.
Simplemente rezó para que el Juez estableciera lo que fuera justo.
Confió en Él y con ello pacífico su alma.

Luego, el resultado sería el cual sería.
No dejaría Moshé de ser un hombre, y por tanto limitado e impotente.
No se extinguió la funcionalidad de su EGO.
Pero nos enseñó un método sagrado para ser soberanos y no más esclavos.

Seguramente el entrenamiento para lograr este nivel es largo y duro, pero que eso no sea excusa para no comenzarlo y continuarlo.
Depende solamente de ti.

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