Creciendo al infinito y más allá

Resulta imposible para el humano no estar en exilio interno, porque está alejado de su NESHAMÁ (Yo Esencial, espíritu); lo cual implica vivir en ruptura, quebrado por dentro, sin alcanzar a desarrollar todo su potencial y ser pleno.
¿Entiendes qué quiere decir?
Que nunca llegas a completar tu personalidad para que sea un fiel reflejo de tu esencia.
Que por más brillante y  armoniosa que sea tu vida, algo estará faltando.
Que no tenemos medios para convertir el recipiente finito en idóneo para el contenido infinito, de la LUZ del Eterno.
Que estamos condenados a llevar una vida de limitación y por tanto de impotencia, por más poder material que alcancemos, por más nirvana emocional que logremos, por más mente amplia que entrenemos.
Esto es motivo de sufrimiento, pero no para padecer de una condena sin fin.

Sentir esta realidad, vivir la falta de plenitud se puede hacer más o menos presente en nuestra vida diaria con la consiguiente sensación de amargura, con el anhelo por algo más, persiguiendo ese algo que nunca alcanzamos. A veces le ponemos nombre a eso inalcanzable, otras es algo/alguien que iremos variando, sin haber satisfecho la mitad de nuestro deseo cuando partamos de este mundo.

Nos puede atacar desde la inconsciencia, llevándonos a perseguir todo tipo de reemplazos que traten de llenar el agujero. Puede ser cualquier adicción, o relaciones tóxicas, religión, supersticiones, embarcarse en cruzadas de todo tipo, consumismo, agobiarse con pasatiempos, estar pegado a la pantallita, etc.
Lo que fuera con tal de sentir que el boquete del alma se está cerrando, que estamos siendo completos y teniendo algo de control sobre nuestras vidas.

Pero es una ilusión, porque nada de eso llena el espacio vacío que distancia nuestro Yo Vivido del Yo Esencial.
Tampoco el atiborrarnos de pensamientos sublimes, ni la filosofía, ni las complicadas creencias místicas, ni el Buda, ni el Cristo, ni cualquier otro intento mental por darnos una completitud que por naturaleza nos es esquiva.
Podemos embotar nuestros sentidos, entorpecer nuestros pensamientos con creencias, sumergirnos en la pereza mental, convertirnos en delirantes adoradores de súper héroes, lo que sea que nos haga sentir en poder, completos; o, desconectados para no permitirnos sentir.
Lo que sea, nada de ello ayuda para cerrar la brecha entre quien estamos siendo y quien somos en esencia.

En resumen, ni físico, emocional, social o mental tienen la capacidad de romper la limitación y hacernos infinitos.
Sin embargo, ¡no todo está perdido!

Podemos ser conscientes de nuestra realidad irrenunciable y dejar de luchar contra ella.
Vernos como lo que somos, un Yo Vivido compuesto de multitud de máscaras y cáscaras.
Frágiles nueces navegando en un océano tormentoso de impotencia.

Pero al mismo tiempo, dotados de enorme poder y que permite que nos desarrollemos como individuos, familias, sociedades, elementos de un ecosistema, en permanente conexión con el Creador.
Sabernos NESHAMÁ, comprender que este mundo no es el único lugar en el que estaremos, pero al mismo tiempo tener bien en claro que es la única vida con la que contamos para sembrar lo que finalmente cosecharemos.
Por tanto, no desanimarnos.
Tropezar infinidad de veces, para poder levantarnos con más experiencia y habiendo aprendido para hacerlo mejor.
Apartarnos del mal para estar con mayor energía para hacer el bien.
Emplear la Comunicación Auténtica, de modo tal de ser agradecidos pero firmes en nuestro parecer, flexibles pero coherentes, claros y directos, respetuosos y que imponen respeto.
Construir SHALOM por medio de pensamientos, palabras y actos de bondad Y justicia.
Estudiar para encontrar respuestas, aprender para generar preguntas.
Desaprender para ser un poco menos esclavos de celditas mentales.
Evaluar nuestro Sistema de Creencias.
Ampliar nuestra personalidad al actuar en coherencia con el Yo Esencial, para desarrollar la mayor parte de los aspectos posibles del Yo Vivido.
Conocer el código ético/espiritual que nos corresponde y vivir de acuerdo a él (noajismo para gentiles, judaísmo para judíos).

Con todo esto vamos corrigiendo diferentes aspectos de nuestro ser individual y del colectivo, dándonos la oportunidad de sintonizar con la NESHAMÁ y de esa manera crecer hacia el infinito.
Abrimos la capacidad de nuestro contenedor, reforzamos sus paredes, desbordamos poderosamente la LUZ que nos alumbra.

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